Todo lo que hay que saber sobre cómo vivir y qué hacer y cómo debo ser lo aprendí en el jardín de infantes.La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de la universidad, sino allí, en el arenero, en el patio del jardín…en los rincones..en la hora de la merienda… Estas son las cosas que aprendí:
– Compártelo todo.
– Juega limpio.
– No le pegues a la gente.
– Vuelve a poner las cosas donde las encontraste.
– Limpia siempre lo que ensucies.
– Pide perdón cuando lastimes a alguien.
– Lávate las manos antes de comer.
– Sonrójate.
– Las galletas tibiecitas y la leche fría son excelentes!!
– Vive una vida equilibrada.
– Aprende algo y piensa en algo.
– Dibuja, pinta, canta, baila, juega y trabaja cada día un poco.
– Duerme la siesta.
– Cuando salgas al mundo, ten cuidado con el tráfico.
– Tómate de las manos y no te alejes.
– Permanece atento a lo maravilloso.
Recuerda la pequeña semilla en el vaso, las raíces bajan y la planta sube y nadie sabe realmente cómo ni por qué, pero todos somos así. Los peces de colores, los ratones blancos e incluso la pequeña semilla del vaso, todos mueren y nosotros también. Recuerdo una de las primeras palabras que me enseñaron, una muy grande: MIRA.
Todo lo que necesitas saber estaba allí, en alguna parte del jardín de infantes…. La regla de oro, el amor y la higiene básica. La ecología y la política, la igualdad y la vida sana. Toma cualquiera de esos ítems y tradúcelo en términos adultos sofisticados y aplícalo a tu vida familiar o a tu trabajo, a tu gobierno o a tu mundo y se mantendrá verdadero, claro y firme. Y aún sigue siendo verdad, no importa cuán grande seas, «que al salir al mundo es mejor tomarse de las manos y no alejarse demasiado»».