Juan Taratuto: Quiénes somos y quiénes quisimos ser, 20 años después

04-12-2009

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Hace dos semanas atrás, tuve la reunión por cumplir 20 años de haber terminado la secundaria en mi querido Colegio Nacional de Buenos Aires. Para celebrarlo hicimos un acto en el Aula Magna del Colegio y después una fiesta.

A mí me tocó ser presentador del acto, y estar 20 años después parado sobre el estrado de ese Aula Magna imponente me llenó de humildad, emoción y orgullo.

Para el acto le pedimos a dos de nuestros compañeros más destacados que prepararan un discurso. Por el turno mañana, Juan Pablo Varsky, a mi criterio uno de los mejores periodistas deportivos de la Argentina y ahora dedicado al periodismo general. Por el turno de la tarde, Juan Esteban Taratuto, cineasta, director de varias películas, entre ellas «Un novio para mi mujer».

Los discursos de ambos fueron extraordinarios. Tan especiales que me parece que vale la pena compartirlos, porque su mensaje trasciende el hito de nuestros 20 años y es relevante para todos los que quieran leerlo.

Empiezo con el de Juan Taratuto, que, como el discurso de Steve Jobs que mencioné en «Un recordatorio sobre la única certeza en la vida», es de esos que impactan, conmueven y dan ganas de releerlos cada seis meses por el resto de nuestras vidas.

Es un poco largo, pero créanme que vale la pena. Si no tienen tiempo ahora, imprímanlo y leanlo tranquilos el fin de semana. Acá va:

Discurso de Juan Taratuto en el Acto por el 20° aniversario del final del Colegio

Cuando me enteré que se hacía esta reunión, de algo estaba seguro:    “¡No voy ni loco! ¿Para qué voy a ir? Si con los que quiero, me sigo viendo. ¿Qué necesidad tengo de ir un viernes a la tarde al centro?”.

Con el paso del tiempo, de las cadenas de mails y de charlas con los más asiduos, comencé a dejar abierta la posibilidad de asistir. Hasta que hace unos días me llamaron para invitarme a hablar en este acto por el turno tarde.Aula Magna

Lo primero que pensé es: “¿Quien se cayó? ¿Quién dijo que no? ¿Porque a mi? Soy vergonzoso. No me gusta estar frente a mucha gente. No me voy a exponer a pasarla mal. Y encima se supone que uno tiene que decir algo interesante, inteligente, divertido, algo… Encima, por el turno mañana habla Varsky. Es periodista, trabaja hace años en la radio y la tele todos los días… El tipo vive de hablar lindo.  De hablar bien. Así que mejor no voy y listo!”. Les dije a mis compañeros, que tanto hicieron por esta reunión, que me dejaran pensarlo hasta el otro día, sabiendo que no lo iba a hacer.

Me fui a dormir y mi cabeza siguió trabajando. Aparecieron imágenes, recuerdos y sensaciones. Me permití imaginarme acá,  celebrando estos veinte años. Y comencé a preguntarme: “¿Y por qué voy a ir? ¿Porqué no? Mejor me quedo en casa. Estoy tan cansado…  ¿Por qué algunos se pusieron contentos con la noticia y otros no quieren saber nada? ¿Por qué se transformó este encuentro en un hito? ¿Porqué algunos realizan una gran tarea para poder hacerlo y otros borran los mails sin siquiera leerlos?”.

La respuesta es: Porque esta reunión nos moviliza. Toca nuestra fibra más íntima. Se mete con nuestros sentimientos más profundos. Aunque la ignoremos por completo.

Y me parece que toda esta revolución la produce el miedo. ¿Miedo a qué? Miedo. Miedo a vernos después de 20 años. Miedo al contraste. Miedo a contraponer lo que somos con lo que quisimos ser. En la superficie, los cambios físicos. Esos son inobjetables. En lo profundo: Lo que soñamos a lo que pudimos. Porque al salir por esta puerta, hace 20 años, teníamos el mundo por delante.  Estaba todo por hacer. El único límite era el propio deseo.

No sabíamos muy bien quiénes éramos, nos estábamos encontrando, pero creíamos que los obstáculos eran externos. Y que el éxito era sólo laboral y material.

Si era por nosotros, nada nos iba a parar. Y pasaron dos décadas y nos dimos cuenta que no todo pudo ser como lo soñamos, que muchas veces buscamos enemigos afuera, pero que el verdadero enemigo estaba adentro. Que la vida nos puso en jaque más de una vez y que lo que creíamos que era eterno, es bien finito. Aprendimos que el éxito, esta en exacta relación con el deseo de cada uno y que muchas veces tomar el camino más corto no es necesariamente el mejor.

Si miramos hacia adentro, nos vamos a dar cuenta que quizás no somos muy distintos de aquel que se sentaba en el pupitre. Nuestros valores, intereses, deseos y miedos son parecidos. Si pudiéramos volver el tiempo atrás y encontrarnos cara a cara con ese chico o esa chica de 17 años… ¿Qué pasaría? ¿Qué nos echaría en cara? ¿Sería indulgente con nosotros o tremendamente crítico? ¿Cuán cerca o lejos estamos de lo que imaginamos? ¿Cuánto lo estamos desilusionando?

Este encuentro nos obliga a hacer un balance. Voluntaria o involuntariamente, nos contrapone con nosotros mismos. Y no es fácil.

Si yo me retrotraigo a los años del Colegio, creo que a mí me quedaron algunos puntos fundamentales:

1 La Amistad.

2 El amor.

3 La vocación.

Me hubiera encantado decir: 4 El Sexo, pero en mi caso sería faltar a la verdad. Así que me quedo con los primeros tres.

Fueron años difíciles, porque la adolescencia es difícil. Yo hablo con alguna gente que me dice que daría cualquier cosa por volver a la adolescencia. Yo pago por no volver a vivir uno solo de esos días. Y no tiene que ver con El Colegio, sino con la revolución interior que provoca esa edad. En la adolescencia uno no tiene mucha idea de quién es. No sabe donde ubicarse. La adolescencia es búsqueda. Uno se esta buscando. Un año escuchamos Iron Maiden y al siguiente Víctor Heredia. Morral y sandalias a pantalón fucsia y zapatos náuticos.  Centro de estudiantes a ir a bailar a San Francisco.

En nuestra división, existían claramente entre los varones dos grupos: el de los líderes, que marcaban el ritmo de la vida cotidiana en el aula y el otro que era un poco mas…quedado. Obviamente yo pertenecía al segundo y era de los quedados entre los quedados, por ponerle algún nombre elegante. Si bien la convivencia fue bastante pacífica entre los grupos, no hay nada peor en la secundaria que SER DISTINTO.

Yo era de los que íbamos a bailar y me llenaba de íntima alegría cuando nos rebotaban en la puerta. Porque siempre la segunda opción era ir al cine o alquilar una película y pedirnos una pizza en una casa, lo que a mí me parecía el plan perfecto. Y de hecho me sigue pareciendo. Eso es lo interesante de esa época, de esa edad. Que si uno podía escucharse y ver qué le gustaba sin entrar en conflicto con el resto, aparecían los gustos y los intereses que aún hoy tenemos.

Y para mí uno de esos gustos era el cine. Y tuve la suerte de que en este colegio existía los sábados un taller de cine extracurricular. En el que se trabajaba con cámaras de video, cuando el video era una novedad en el país. Y durante un par de años hicimos cortos y practicamos. A mí a los catorce años se me abrió un mundo nuevo que me dio la posibilidad de encontrar tempranamente una vocación.  Nadie me dijo que no. El Cine era también una de las posibilidades.

Seguramente todos los chicos de trece años entran a un secundario con ganas de ser físicos, economistas, arquitectos, periodistas, artistas o lo que sea. Pero en pocos colegios existía un curso de astronomía, un laboratorio con láser, un taller de teatro, una biblioteca como ésta. Todo eso genera seguridad en un chico, le muestra que se puede. Y contra eso no hay nada. No hay barrera que puede detener el deseo y la confianza interior.

Yo siento que el Colegio nos inculcó que el conocimiento es el fruto del razonamiento. Y en ese razonamiento, existía la posibilidad de arriesgar, equivocarnos, porque esa era la manera para acceder al saber.  Yo de hecho creo que me acuerdo menos del uno por ciento del conocimiento y de los datos que aquí se dieron, pero aprendí a pensar. A ser curioso, a cuestionar. A buscarle otra vuelta a las cosas. Y principalmente, creo que este colegio nos inculcó la seguridad personal para poder elegir qué hacer de nuestras vidas, sin temer el fracaso. Porque es el miedo lo que paraliza.

Cuando entramos a este colegio en el año 1984, nadie tenía idea de lo que sería el mundo 25 años después. Ni las mentes mas brillantes del planeta podían imaginar la revolución que estaba por delante. Nadie podía enseñarnos como desarrollarnos en un mundo brutalmente globalizado que todavía no existía. En un mundo basado en la ciencia y la tecnología. Pero seguramente en esas horas frente a la Texas TI99, algo en nosotros se modificó. Algo filtró a nuestras mentes. O por lo menos la informática dejó de ser algo extraño. Entendimos que había algo que era una herramienta (¡no sé en esa época para que servía una compu mas allá de para hacer avanzar una tortuga!).  Después solo fue cuestión de adaptarse a la evolución.

Siempre pienso que hay algo que esta mal diseñado. No puede ser que los planes de estudio sean iguales hace 200 años cuando la expectativa de vida era de 40 o 50 años. Alguien se debería dar cuenta que en la adolescencia de ahora uno no escucha.  La adolescencia debería ser un período en donde los chicos se quedan en la casa durmiendo, comiendo, haciendo chistes tontos, apretándose granos y peleándose con los padres y después cuando maduran un poco, comienza la etapa de aprendizaje. Cuando están listos para escuchar, un profesor habla. Mi sensación es que lamentablemente no estaba preparado para la cantidad y la calidad de información que se nos brindó. Para las oportunidades de conocimiento que nos posibilitó. Siento que no aprovechamos todo, mas bien casi nada. ¿Qué recuerdan hoy de la parte curricular? Yo poco. Pero evidentemente hay algo en la forma de estudiar, de pensar, de afrontar un problema, del método, que se ha filtrado, que ha quedado. Hay algo a la hora de abordar un problema que es compatible a todos nosotros y eso evidentemente lo posibilitó el Colegio.

Entonces: ¿Por qué venir?  Si es mucho más fácil escapar. Porque este encuentro ocurre porque hay algo que nos une veinte años después. Algo que sucedió en apenas cinco o seis años pero que ha sido lo suficientemente fuerte y potente como para hacernos estar acá. Como son los compañeros de la colimba o de una guerra. Son momentos fundantes en donde se erigen los pilares, los cimientos de nuestra persona. Uno puede trabajar con alguien mucho más tiempo, ser amigo durante años de alguien, casarse o lo que sea, pero inexorablemente deja de verse. El tiempo pasa, pasamos a otra etapa y no hay ninguna necesidad de volverse a ver. Pero con el colegio secundario pasa otra cosa… Porque es el paso a la adultez, la transición emocional, el momento de definiciones. Y eso esta grabado en nuestra memoria. Y venimos acá veinte años después, a corroborar que todo eso que pasó es cierto. Que seguimos siendo los mismos, que afortunadamente cambiamos, que todo lo vivido y lo sufrido sirvió para este presente.

Estamos acá para ver como crecieron los otros, en que se transformó cada uno, estamos acá para demostrar que no somos tan idiotas como se creía de nosotros, ni tan piolas como nos creíamos. Estamos acá para poder detenernos por un instante y contemplar el tiempo que pasó. Para tener un mojón en nuestras vidas, un punto de referencia. Para poder contraponer todo el tiempo ocurrido de 1989 a hoy. Estamos acá para sentirnos vivos, para creer que falta aún, para escaparle a los años.

Estos 20 años nos agarran jóvenes, con experiencia y con fuerza, pero también con un horizonte más acotado, más cercano.  Igual que a los 18 años, nadie sabe qué sigue para adelante, pero lo que seguro sabemos es que hay que vivir el presente y disfrutarlo. ¡Nos vemos en el 2019!

42 Comentarios

  1. Muy bueno, me trajo muchas de las sensaciones que vivi en la adolescencia y sin duda me dejara pensando por un largo rato sobre que me diria mi yo adolescente si me viera ahora….
    Gracias por compartir Santi! estare esperando el otro! 🙂
    Saludos,

  2. Impresionante Santi!

    Tremendamente inspirador, es increible lo mucho que ayuda hacer un parate y mirar hacia atras y ver el camino que recorriste. Te permite encontrar tu identidad y ver si vas por la senda correcta…

    Gracias por compartirlo!

    Isma.

  3. Santi, intenté ubicarlos en la foto pero no me fue fácil…a Taratuto y a Varsky no los ubiqué. Vos sos el de melena arriba al medio??? Y el que está abajo del cartel, puede ser que sea Martín Lousteau?

    1. Buen ojo, Poty!!!

      Yo soy el de la melena y además casi el único sin corbata… (pensé que era más grande que me había agarrado la manía de no ponerme corbata por nada del mundo!).

      El de abajo del cartel es efectivamente Martín Lousteau! Increíble que lo hayas reconocido sin sus actuales rulos…

      Juan Taratuto y Juan Pablo Varsky iban a mi mismo año pero no a mi misma división y por eso no están en la foto…

  4. Que loco que hoy en día tenemos a todos nuestros compañeros de secundaria en Facebook, y cuando pasen 20 año quizás no haya un fenómeno tan fuerte de «reencuentro con el pasado».

    Gracias!

  5. Por empezar, muy inspirador! Sus palabras bien representan lo que podría haber sido dicho por alguno de mis compañeros de colegio. Además, atemporal, porque me llevan unos añitos y no se nota para nada. Continuando, hay una fibrita nostálgica dentro de nosotros que se activa ni bien insinuás tocarla, como en este caso. Es duro mirar hacia atrás y pensar en qué pudo haber sido si…

    Por otro lado, tengo una reflexión lateral respecto de la educación, medio enganchándome con los últimos posts que hablaban más o menos del tema: si a alguien todavía le quedan dudas de que una educación de buena calidad ayuda mucho, este post debería dar ideas… muchos de los compañeros de escuela, colegio y facultad de Santiago son, hoy, personas importantes e influyentes -tal como el mismo Santiago. Si Santiago hiciera una lista de 100 personas con las que él compartió años de estudio y analizáramos qué son y qué hacen hoy, tendríamos un porcentual de «éxitos» muy, pero muy superior a la media.

  6. Que buen discurso y que suerte que haya decidido ir! es una sensacion muy rara el reencuentro, gracias a facebook mucha gente se encontró pero tambien se perdió la magia de la sorpresa. A mi me gustan pero hasta ahi nomas, a las compañeras que quise mas las sigo teniendo de amigas, y al resto con una vez cada x cantidad de años me alcanza, siento que no nos une más nada que un puñado de buenos recuerdos (lo cual no es poca cosa,obvio, pero insuficiente para una auténtica amistad). Pero las mujeres, alguna forista internamente coincidira conmigo aunque sea en secreto, necesitamos tener estos reencuentros para evaluar que tan hechas pelotas estan las demás. Nos super producimos, estamos la semana previa a caldo de lechuga, y entramos a la reunion como reinas, mientras prendemos el ojo rojo de Terminator para detectar los rollos y arrugas de las demas. Creo que los hombres son sanamente mas relajados en ese tema, no?

  7. Yo estoy más cerca del aniversario N°30 de egresada, por lo que ya pase por esta experiencia.
    A mi me parece esos reencuentros que de alguna manera pueden ser un medio para reconectarse con la esencia personal, mas clara y visible en la adolescencia, y reencontrarnos con nosotros mismos; y a veces en ese reencuentro logramos redefinir algunos caminos de nuestra vida que no atinamos a elegir adecuadamente.
    Más allá de los rollos, arrugas, éxitos y fracasos propios y de los demás; también volvemos a encontrar en casi todos la misma expresión en la mirada, y la confianza de poder hablar abiertamente de nuestros rollos, arrugas, éxitos y fracasos. La adolescencia nos obliga a compartir con nuestros compañeros momentos muy difíciles, decretando de alguna manera una intimidad de por vida.
    Saludos.

  8. Me en-can-tó!! Ja! me tocó porque este año me tocó la reunión de 10 años de egresadas de mi colegio. Ya que hayan compañeras casadas, que fueron con el hijito y que tienen el tamaño de un ropero fue 2 much…Me hicieron leer y me dijeron «Tuti plis leé pero no te vayas a tentar de risa»…evidentemente pasó el tiempo pero sigo siendo la misma 🙂

  9. Muy bueno el discurso de T. Tiene razón en lo de la adolescencia,
    De todos modos, no puedo dejar de envidiarlos por el colegio al que han ido. A mí, mi secundario no me dejó más que aburrimiento.

  10. Muy buen post. El discurso de Juan me tocó muy fuerte. Estando en la vereda «opuesta» de Colegio 🙂 -el Pelle- me siento muy identificado en lo que graficó Juan que recibió como Educación. Es exactamente lo que siento que me llevè, y nos llevamos todos del Cole. Pensè que del Nacional, salían todos más «aparatito», pero veo que fue otro de los pre-conceptos que uno se suele formar en la vida. Hay muchos puntos de similitud en el modo/ambiente que se vivía en ambos colegios en aquellos años.
    Y lo que dice Ramiro tiene razón. Es increíble como ha salido gente que tuvo un impacto en la sociedad argentina en esos años. Hay varios personajes del Pelle que se han destacado también de tu misma edad 🙂 Y si seguís recorriendo la historia para atrás, podés seguir encontrando Ministros de Economía, grandes empresarios, diputados, etc.
    Con respecto a la gente de tu edad o la mía, me pregunto si eso fue un efecto «normal/regular» de esos colegios -el generar ese espacio de auto-reflexión en el estudiar, de aprender a reconocerse, de ver el problema y buscar la solución- ese ambiente de «todo es posible». Si, amigos, el Just Do It no lo inventó Nike -or Naiki-, YA EXISTIA 🙂 Pero decía, no sé si era algo dable en general o hizo sinergia con el comienzo de la Democracia luego de tantos años oscuros. Recuerdo todavía la efervescencia que se vivía, el «ansia de saber», de leer, de conocer, investigar. Era en nosotros un sentir quizás de la sociedad toda, que estuvo paralizada en el conocimiento, pero no solo el conocimiento per se, de incorporar datos y procesarlos en información individual de valor, sino de buscar el conocer. Buscar re-encontrarnos con el espíritu de búsqueda, no?, ese espirítu que dia a dia te permite descubrir algo nuevo, inclusive en algo tan común como el aleteo de un pájaro. Buscar un poco la magia oculta en las cosas.
    Quizás me esté adelantando a los 20 años de mi curso, pero eso es un poco lo que siento, lo que me despertó tu post y el discurso de Juan. Ojalá podamos devolver o hacer sentir eso en los jovenes que hoy concurren a esos colegios. Quizás hoy la Democracia no nos provea de esas promesas y esa magia que tenía. Quizás debemos buscarla en otro lado. Quizás bien adentro de cada uno. Encontrando aquello que nos moviliza. Ese será el desafío, te sumás?

  11. Muy buen discurso, representa claramente la búsqueda de personalidad que vivimos durante la adolescencia, que, como toda etapa de la vida no es fácil.
    Que importante es la educación a esa edad. Que bueno es que algunos colegios te abran la cabeza, te dejen esa espina de querer conocer y saber más.

    Gracias Santiago por compartirnos el discurso.

  12. Soy de los que lo dejaron para el finde…
    Muy bueno todo lo que dice Juan, clap clap sinceros…
    pero me llevó para otro lado este post.
    Varsky, Taratuto, Lousteau, vos y Rodriguez (seguro que había alguno y seguro que hoy es CEO de algo).
    Qué bueno es que hayan habido tantos exitosos, grossos, o como sea que quieran llamarlos.
    Lo loco es que yo me pongo a ver mi camada de ORT 2001 y somos todos bastante fracasados, cambiando de profesión cada año.
    Me pregunto si es que ahora es más difícil? Si somos nosotros los fracasados? Si fue casualidad su camada, o si es que todavía somos demasiado pendejos nosotros? no sé, pero… CHAN, se viene heavy la cosa.

    1. Hmmm. Por un lado estás nombrando a cinco personas de una camada de 500. No es que los otros no sean exitosos, pero esos son los que son conocidos. Hay seguramente entre los 500 gente mucho más capaz y brillante que esos 5 pero ni vos ni yo estamos al tanto de lo que hacen.

      Por otro lado, creo que es demasiado temprano en la carrera para juzgar a tus compañeros de ORT. No dudo que 1% de ellos (como los cinco de tu ejemplo) van a ser conocidos y destacados. Muchos otros brillantes y anónimos…

  13. yo cumplo 10 años desde que salí de la secundaria, ¿qué contar cuando nos reunamos nuevamente? no lo sé. Sólo me encanta recordar lo bueno y malo de esos tiempos y saber que cuando nos juntamos cada uno sigue siendo en el fondo el mismo de siempre.

  14. Santi evidentemente sos un visionario!

    Hace 20 años ya habias creado la movida flogger…hacele plagio a cumbio! jajaja…eso es de envidioso tenias pinta! jajaja

    Muy bueno el post!

    Saludos.

  15. Genial !!
    Me tome el atrevimiento de reenviar el texto a mis ex compañeros del colegio al que concurrì , aqui en Montevideo ..Escuela y Lyceo Elbio Fernandez , el cual fue el primer colegio privado de caracter laico del Uruguay …1869 ..me animaria a decir de los primeros colegios laicos de America del Sur !!

    Fue un disparador de otras decenas de mails , el cual desde aqui agradezco a ti y en especial a su autor Juan Taratuto ..que a partir de hoy tiene 35 personas mas que lo conocen desde la vereda de enfrente

  16. Muy bueno Santi! Coincido totalmente con las palabras de Juan (a quien conoci este año y me parece una gran persona): «No puede ser que los planes de estudio sean iguales hace 200 años…», todo el tiempo me pregunto lo mismo!

  17. A mi, a dos años de haber terminado el secundario, me pasa la locura de ver todo el discurso exactamente desde el otro lado!! La ansiedad de la incertidumbre, y al mismo tiempo la certeza de que el mundo está por delante y hay grandes cosas por venir. Me puse a imaginar como sería una reunión dentro de 18 años (y me hiciste dar cuenta que este año no surgieron mails para una reunión, como pasó el año pasado), como habrían cambiado las cosas para ese entonces, y quién estaría donde.
    Una locura.

  18. Casualidades de la vida: siguiendo twitts de Santiago, llegué al post de Juan, para descubrir un gran discurso. Aunque soy un poco mayor que él, fuimos al mismo taller de video.

    Coincido 100% con que si a un chico le ofrecés un mundo, seguramente sabrá elegir su vocación con menos error que si solo le mostrás una pequeña parte de él.

    De esa misma época, faltó recordar las noches de cine-arte que se desarrollaban en el microcine y quizás también despertaron en él lo que, finalmente, terminaría siendo su pasión.

    Un gran abrazo para Juan.

  19. Que bueno Santi… Y del San Andrés, del que tanto se jactan algunos hay solo megamillonarios. O p_lotudos y millonarios como Redrado… O insignificantes como yo, claro… Aunque insignificantes hay en todos lados =) Saludos!

  20. Juan Esteban Taratuto, el primo de mi ex novia Monica Taratuto. Un groso, pero mi ex, me decía que no paraba de mirarle a la mujer del primo. Siempre fue mi amor platonico Cecilia Dopazo, la vi un par de veces, y me decia Esteban. Medio país estaba enamorado de Dopazo en la serie Clave de Sol

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