Hace rato que Ramiro Ferrer está entre los comentaristas más habituales del blog. Y es una suerte porque sus aportes siempre son agudos y provocadores, pero a la vez respetuosos incluso cuando otros se ponen más bravos. Creo que un ejemplo excelente fue la discusión que se armó hace tiempo en torno a la llegada del hombre a la Luna. Allí, Ramiro se animó a plantear que no existían pruebas suficientemente sólidas y una multitud se le vino encima.
Lo interesante es que yo estoy seguro de que, si tiene que jugársela, Ramiro cree que el hombre SÍ fue a la Luna. Ese no era el punto de su argumentación sino si tenemos que creer acríticamente en eso, aún frente a pruebas insuficientes. En el debate se metieron entre otros grossos como Santi Siri y Old Ben, y si no lo siguieron en su momento les cuento que fue apasionante y los invito a que lo lean. ¡Era difícil sostener la postura escéptica en ese contexto y para mí él se la «re-bancó»!
Hoy Ramiro escribe su primer post invitado, volviendo sobre el tema subyancente al debate anterior: la diferencia entre la creencia y el conocimiento.