Entre las nubes oscuras

Este es el cuarto y último post de la serie sobre parapente y Entrepreneurship. En los tres anteriores hablamos sobre la preparación para emprender, el startup del emprendimiento y la fase de crecimiento. Ahora es tiempo de hablar sobre cómo lidiar con la adversidad.

Un rato después del placentero vuelo del post anterior, el horizonte empezó a llenarse de nubes. Como si la naturaleza hubiera querido darme letra para escribir en el blog. La metáfora para el Entrepreneurship era perfecta. En países como la Argentina, justo cuando la cosa se empieza a poner linda, aparece una tormenta que amenaza con cortarte las alas.

Volando alto

La sensación de volar, aunque sea a baja altura, es única. Pero el verdadero desafío (y placer) es poder volar alto.

La mañana siguiente a mi primer despegue, fuimos directo a una montaña mucho más alta que la anterior. Ya no era tiempo de preparativos ni de despegues de prueba: había llegado el momento de volar.

El despegue

En este juego de armar paralelismos entre aprender a volar y emprender un proyecto, el primer post cubrió la etapa de preparación. Ahora es el momento de enfocarnos en el startup. Y como Wes Harman, el autor de esta foto, nos recuerda, ningún startup es el primero ni el último en morir! 🙂

En concreto, pasadas dos horas de penar con el parapente y ser arrastrado por el viento, el profesor dijo que era momento de pasar a la siguiente fase: el primer despegue. Nos mudamos a un lugar cercano, donde se podía subir caminando por la ladera de una montaña a unos 30 metros de altura. Ingenuo, yo pregunté: «¿Vamos a volar en tandem, no?». El profesor se rió. Con apenas dos horas de práctica era el momento de despegar y volar solo por primera vez.

Aprendiendo a volar

Pocas cosas me sacaron tanto de mi zona de confort como cuando hace unos años viajé con un grupo de amigos a aprender a volar en parapente. Los viajes entre mis amigos se definen por votación y de más está decir que ese año perdí.

Así que viajé a Tafí del Valle en Tucumán bastante asustado, pero decidido a empezar el curso, que sabía que comienza en un lugar llano como el living de mi casa. Después suponía que lo próximo era volar en tandem con un profesor a mi espalda y a eso me animaba. Y cuando llegara el momento de volar solo veía que hacía.

La experiencia fue super interesante y lo que voy a hacer ahora es una serie de cuatro posts vinculando lo que viví al aprender a volar con las etapas de emprender y fundar una empresa.