Gordon Gekko y la codicia como motor

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Wall Street fue una de las películas más recordadas de los 80’s. Para muchos de los que en ese momento soñábamos con algún día dedicarnos a los negocios, la figura de su protagonista, Gordon Gekko, nos causó un profundo impacto. Tanto impacto que creo que pocos personajes son tan recordados por su nombre de ficción casi 20 años después como él.

Gordon Gekko encarnaba el capitalismo en su versión más cruda, en combinación con el lujo y la riqueza con la que un adolescente argentino común no podía ni fantasear. Al verlo en la pantalla dentro nuestro hervían, en un ambiguo cocktail, el rechazo y la admiración. Pero, te cayera mejor o peor, Gordon Gekko era GRANDE!

El juego de la vida

¿Por qué escalera subirías?

Cuando hace unos meses estuve en Silicon Valley visitando inversores para nuesta ronda de «Serie A» junto a Frank Martin, CEO de Restorando, nos juntamos con casi todos los mejores VCs del planeta. Cada época tiene sus «buzzwords», palabras clave que no pueden faltar en la presentación de cualquier proyecto tecnológico. Las palabras de este momento son tres: «social», «mobile» y «gamification».

Todo inversor quiere escuchar hoy que tu proyecto va a integrarse y sacar provecho de las redes sociales y que va a ser ideal para usarse desde dispositivos móviles. La tercera es quizá la menos obvia y conocida. Por eso, en este post invitado Pablo Capurro, fundador  junto a su hermano Santiago de la agencia digital  SG2 y varios otros proyectos, nos habla acerca de «gamification», o cómo lograr que incluso las cosas que hacemos seriamente incorporen la diversión y demás virtudes de jugar para que nos den más ganas de hacerlas. Pablo estuvo hace unos meses en Nueva York cubriendo para CNN en Español el Gamification Summit, principal evento sobre el tema a nivel mundial.

Empleados obedientes o empleados criteriosos

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Durante la apertura del World Business Forum pasaron un video con fragmentos de charlas de muchos expositores. Me llamó la atención la insistencia de varios de ellos respecto del tema de «humanizar» el management. De tratar a las personas como seres únicos y darles el espacio para ser ellos mismos en el trabajo. Darles la autonomía para resolver las situaciones que se presentan de la manera que juzguen más conveniente.

Especialmente me impresionó la argumentación de Herb Kelleher, fundador de SouthWest Airlines, una de las aerolíneas más exitosas del mundo. Y es también uno de los ejes de la presentación del primer orador del evento, Ram Charan.

Vamos a polemizar un poco… Yo no estoy tan seguro de eso. Creo que al menos hay que discutirlo.

Diez claves para armar un esquema de sueldos variables

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Siguiendo con el tema introducido en el post anterior, acá van 10 tips para diseñar un esquema de sueldos variables que funcione bien, incentivando a las personas, alineando los intereses y haciendo que todos tiren para el mismo lado.

Aclaro que jamás leí un libro de este tema y todo lo que digo (acertado o errado) está 100% basado en mi experiencia. Supongo que aparte de estos 10 puede haber muchos otros así que invito a los que quieran a agregar sus propios tips a estos que comparto acá.

Espero que muchos de los temas que aparecieron como preguntas en ese post queden cubiertos.

Los aumentos salariales, el compromiso y la calidad de las zanahorias

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Después de una serie larga de posts orientados mayormente a las etapas de startup, acá va algo que creo que es muy útil para aquellos que ya están jugados con un proyecto.

Una de las áreas donde en Officenet fuimos muy innovadores es en el tema de los salarios variables. En todos lados es habitual que los vendedores cobren parte de su sueldo fijo y una parte variable de comisión en función de sus ventas. Nosotros extendimos ese principio mucho más allá y los resultados fueron muy interesantes. La conclusión es que la calidad e intensidad del trabajo de una empresa depende de manera directa de la calidad de sus «zanahorias».

El objetivo es dejar los aumentos salariales a la mano de cada quién, creando las «zanahorias» que premien el esfuerzo y el logro, alineando los intereses del proyecto con los de las personas que lo llevan adelante en el día a día.

La necesidad insuficiente de la voluntad

En este mundo, ninguna receta puede garantizarnos el éxito. Pero asegurarnos el fracaso es bastante fácil y podemos hacerlo nosotros mismos, sin ayuda de nadie.

Hace unos años atrás leí el libro «El alquimista» de Paulo Coelho. No me gustó para nada. Su filosofía básica puede resumirse en que «cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño». Es, en resumidas cuentas, el «tu puedes», la visión voluntarista, llevada al extremo.

Esta semana escribí un post sobre el impacto de la crisis financiera. En uno de los comentarios, con mucha diplomacia Inés (que por una de esas casualidades viene a ser mi mamá!) objetó mi visión de la crisis como oportunidad, asociándola a una visión al estilo Coelho.

Reconozco que puede haber sonado a eso, pero nada más alejado de mi manera de pensar. Este es un mundo que en general conspira para que la mayoría de las personas no tengamos lo que queremos. Casi nunca es verdad que «si tu quieres, tu puedes».

Tanto la versión «si quieres, puedes» como la lógicamente equivalente «si no puedes es porque no quieres» son sobresimplificaciones crueles, que generan falsas expectativas y, ante el fracaso, ponen la culpa en la persona.

Lo que para mí sí es una regla muy importante y casi universal, es que «si tu NO quieres, NO puedes».

Lo que esta regla dice es bien distinto de las otras dos. Lo que dice es que nunca algo bueno ocurre sin que exista por detrás el poder de la voluntad para conseguirlo. La voluntad no es suficiente, pero es imprescindible.