Cuando yo era chico y me preguntaban qué quería ser cuando sea grande yo no decía «emprendedor». Tampoco los clásicos «bombero» o «policía». No. Yo quería ser inventor.
Así fue como entre otras bestialidades, en un momento destrocé una radio buenísima que tenían mis padres en un intento por convertirla en un televisor color, cosa que obviamente no existía en la Argentina en esa época y siguió sin existir por unos años pese a mi intento.
Después la vida me fue llevando para otros lares pero mi ilusión por ser inventor sigue latente.
Un tiempo atrás escribí sobre la falta de modelos a imitar que tenemos los Argentinos. Ahora quiero compartir con ustedes la historia de alguien que vivió una vida relativamente normal hasta tener mi edad actual y le dio un giro realmente excepcional a partir de ahí. Y todo motivado por vivir una situación sumamente desgraciada. El post es un poco más largo de lo habitual pero vale la pena.
Sin duda cuando sea «grande» a mí me gustaría ser como él.