Durante mucho tiempo la estrategia de expansión de Facebook y Google me resultó un misterio incomprensible. Algunas decisiones parecían lógicas: dado que su modo de ganar dinero es mostrando publicidad, poner más y más avisos en sus páginas era un camino esperable. También mejorar la calidad de los algoritmos que seleccionan qué avisos mostrar para maximizar la chance de que hagamos click.
Pero otras acciones me descolocaban por completo. Un ejemplo claro de ello es que Google haya sido la empresa pionera en el desarrollo de autos autónomos. A partir de un proyecto iniciado en 2009 en su misterioso laboratorio secreto Google X, el gigante de las búsquedas lideró en estos casi 10 años el desarrollo tecnológico para permitir automatizar la conducción de vehículos. Hoy Waymo, tal es el nombre de la división que se ocupa de esto, está llevando adelante las pruebas más abarcativas de esta tecnología revolucionaria.