En este momento siento un dolor termendo. Estoy lejos de la Argentina sufriéndola lejos y sin alguien con quien abrazarme y compartir toda la dimensión de la amargura.
Eso hace todo más difícil pero también me protege un poco de la «caza de brujas » que seguro debe haber comenzado a full por allá.
Igual que pasó con Bielsa en el 2002 y Pekerman en el 2006, todos deben estar dándole sin asco a Maradona y a los jugadores ahora. Es el típico exitismo argentino que encarnan tantos periodistas y en el que caemos todos con facilidad. Yo a la distancia quiero escribir esto, un poco para darle cauce a mi dolor y «abrazarme» virtualmente con ustedes, un poco para aportar mi grano de arena a que seamos un poco menos exitistas, crucificando sin piedad cuando pierden a los que idealizamos sin límite cuando ganan.