
Quienes son lectores habituales de este blog saben que uno de los temas que me obsesionan es el de la mezcla de referencias y símbolos religiosos en asuntos y espacios estatales. En la Argentina la mayoría de la gente ve como natural que haya un símbolo de una religión específica detrás del estrado de la Corte Suprema de Justicia o que se celebre como feriado nacional fechas de contenido religioso de un credo en particular.
Hace unas pocas semanas hubo otro ejemplo flagrante de esto, cuando en la sesión inaugural de la Cámara de Diputados de la Nación el nuevo Presidente del cuerpo, Julián Domínguez, colocó una figura de la Virgen a su lado en el lugar más prominente del recinto. Algunos diputados expresaron su rechazo, y sorprendentemente (o no!) solo un diario mencionó algo al respecto. Todos los principales periódicos argentinos no consideraron esto como noticia. La falta de rechazo en la sociedad a la actitud de Julián Domínguez es tan mala noticia como el hecho mismo.
Seamos claros: en su casa, o incluso en su despacho privado en el Congreso, Domínguez es libre de profesar el credo que le plazca y de llenar de imágenes religiosas todo el lugar si así lo desea. Pero cuando está actuando como representante del pueblo argentino en general y está ocupando un espacio público central a la vida ciudadana como el recinto de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, él no puede priorizar a su culto por sobre los demás. La Coalición Argentina por un Estado Laico presentó una protesta formal y preparó un texto para que quienes así lo deseen puedan enviárselo al Diputado Domínguez.
Cada vez que escribo sobre esto en el blog o en las redes sociales, gran parte de los comentarios me responden que no insista más con el tema porque la Argentina es un país católico, y para refrendar su postura citan erróneamente el Art. 2 de la Constitución Nacional que dice: «Artículo 2°- El Gobierno federal sostiene el culto católico apostólico romano.»
Pese a cierta ambigüedad en su redacción, ese artículo NO implica que la Nación tenga un culto oficial ni habilita a la exhibición de símbolos religiosos o la priorización de un culto por sobre los demás.
Por eso, para zanjar esta cuestión de una vez, le pedí a un muy prestigioso constitucionalista que escriba un artículo especialmente para Riesgo y Recompensa sobre los malos entendidos que existen sobre la relación entre la Iglesia y el Estado Argentino. Lucas Arrimada, autor del presente post invitado, es un destacado Profesor e Investigador de Derecho Constitucional en la Universidad de Buenos Aires y también Investigador Visitante en NYU (New York University). Y hace poco lanzó un blog muy interesante.
Le agradezco enormemente a Lucas por el esfuerzo de preparar esta nota. Espero que les resulte tan interesante como a mí y que sirva para brindar claridad en este aspecto central de nuestra vida cívica y ciudadana. → leer más