Acabo de llegar de vacaciones y estoy todavía bajo el impacto de toparme de lleno con lo salvaje que es la jungla de cemento en que vivimos. Así que espero sepan entender que con mi «mood» todavía playero mi primer post de este nuevo año post-vacacional sea una gran pavada!
La cuestión es que llegué a la oficina preguntándome a mí mismo como hacemos para vivir siempre con este tránsito infernal y rodeados de gente que no respeta ninguna norma de conviviencia (especialmente cuando maneja) y me topé casualmente con un tweet que compartía esta nota de FayerWayer, donde cuentan que Topeka, una ciudad de USA, decidió cambiar por un mes su nombre a «Google» y sus habitantes serán los «googlianos».
Eso me hizo pensar cuán embolantes son los nombres de las ciudades por estos lares (al menos en Argentina, pero estoy casi seguro que el resto de Latinoamérica debe ser igual). Acá ponemos nombres de próceres, de militares, de santos. En otros lugares, en cambio, se animan a mucho más que eso. A ver si Macri se inspira y le pone un nombre con más onda a Buenos Aires!