Guia para copiarse en la escuela (y en la vida!)

22-09-2013

Machete

A mediados de la década de los ’90, Luis Moreno Ocampo, que en ese momento conducía un programa de TV que simulaba un juicio para resolver problemas cotidianos, armó un encuentro que se llamó «Juicio a la copia». Allí estábamos unos 300 jóvenes estudiantes o recientes graduados. Luis empezó la actividad pidiendo que levantaran la mano aquellos que nunca en su vida se hubieran copiado. Cuando me ve, Luis siempre recuerda que yo fui uno de solo dos personas que levantaron la mano ese día.

Antes de seguir, un pequeño comentario al margen: estoy seguro de que en la audiencia había muchas personas más que nunca se habían copiado. Pero en este país de valores invertidos decir en público que uno hizo lo correcto y no se copió es casi seguro motivo de estigmatización y no de respeto. Muchos no se habrán animado a admitir que hacían lo debido. Pero ese no es el tema de este post.

Mucha agua ha corrido bajo el puente, mucho ha cambiado el sistema educativo y hoy vengo no solo a «cambiarme de equipo» sino también a proponer un cambio revolucionario: cambiar la manera de evaluar en las escuelas y universidades, promoviendo que todos se copien.

Durante toda la historia hasta la llegada de internet, obtener un dato que no supiéramos (digamos, el nombre de un río de Europa), era complicado. Si tenías la suerte de tener una Enciclopedia en tu casa podías tratar de encontrarlo allí. Si no tenías una enciclopedia, tenías que ir a la casa de alguien que tuviera una o a una Biblioteca Pública. En un contexto así, intentar memorizar mucha información tenía sentido. La escuela se ocupaba de darte los datos y la evaluación consistía en demostrar que los habías memorizado y que podías explicarlos. Solo unos pocos profesores (usualmente los mejores) se atrevían a tomar pruebas «a libro abierto».

En esta nueva época, CUALQUIER dato puede ser encontrado desde CUALQUIER lugar en unos pocos segundos. En este contexto, memorizar información se vuelve absolutamente irrelevante. El carácter digital de los contenidos hallados de esta manera, además, hace sumamente fácil «copiar y pegar» para usar lo escrito por otro sin esfuerzo alguno.

Para lidiar con este nuevo contexto, como cuenta en este artículo el NY Times, las instituciones educativas y los docentes vienen tomando medidas descabelladas! Por ejemplo, están incorporando el uso de softwares que detectan el material copiado, incorporando cámaras de monitoreo en las aulas y hasta prohibiendo comer chicle para no simular y hablar por celular con alguien fuera del aula.

En mi opinión, el camino para encarar este cambio debería ser exactamente el opuesto: aceptar (e incluso promover activamente) la copia.

La habilidad necesaria para el mundo que se viene no es más recordar de memoria datos de un tema en particular. La clave ahora pasa por saber:

1) Encontrar la información relevante sobre ese tema;

2) Validar la credibilidad de las fuentes; y

3) ser capaz de organizar información de múltiples fuentes de manera coherente.

Por eso, hace tiempo que vengo pensando que habría que cambiar por completo la manera de evaluar y basar los exámenes en tres reglas simples:

a) En la respuesta a una pregunta debe usarse material de terceros de al menos tres fuentes distintas.

b) Todo material escrito por otro debe ser acompañado del créditoa la fuente correspondiente.

c) El resultado de unir el material propio y el de terceros debe ser una exposición estar bien estructurada, coherentemente expuesta, no presentar duplicaciones ni redundancias ni tampoco fragmentos extemporáneos.

Cualquier estudiante que puede hacer de manera efectiva lo que estas tres reglas de arriba piden está, a mi juicio, mucho mejor preparado para vivir en este mundo que alguien que puede repetir de memoria todos los ríos de Europa.

Cómo contamos con Gerry en la Metro cuando hicimos nuestra primera columna de radio sobre educación, el sistema educativo casi no ha tenido innovaciones en varios siglos. Las resistencias al cambio son monumentales. Pero creo que este cambio tiene demasiado sentido para no ocurrir. Espero llegar a ver a mis hijos siendo evaluados de esta manera o una similar.

¿Me ayudan expandiendo esta idea con las escuelas y docentes que conozcan?

Foto: Wikimedia

63 Comentarios

  1. Hola Santi, me pareció genial el capítulo sobre educación de tu libro. Me reí mucho con la historia de la persona centenaria que está desesperada porque todo cambió.. hasta que entra a una escuela! Soy profesora en terciarios y en la universidad y la inercia es tanta que cuando incorporás innovaciones los primeros que se sienten desorientados son los estudiantes, aunque después se enganchan. Por ejemplo, tomamos parciales con reglas muy similares a las que enumerás (a libro abierto, argumentación tomando aportes de varios autores, exposición concisa -más no es mejor-) y en el primer parcial siempre se quejan, pero al final de la materia destacan la modalidad que les proponemos. Creo que hay muchas iniciativas, lo que pasa es que son aisladas y la institución no siempre las promueve ni las apoya.

    1. Gracias Sofía por el comentario! Efectivamente están pasando cosas interesantes en las escuelas. Me vengo enterando de varias desde que salió el libro! De a poco estas iniciativas aisladas van a empezar a mover la aguja en el sistema en general…

      *Santiago Bilinkis*
      *Emprendedor y Tecnólogo*
      Autor de «Pasaje al Futuro»
      Descargá gratis la intro de mi primer libro acá !
      Twitter: @bilinkis

      2015-05-23 18:45 GMT-03:00 Disqus :

  2. Es muy interesante la estrategia propuesta, las pruebas a libro abierto no son más fáciles. Implica que las preguntas tipo cuestionario ya no van más. Esta estrategia funciona si se puede poner en juego los conocimientos, si se puede poner en conversación diferentes autores, y creo yo es mucho más interesante que responder preguntas que no apuntan a una reflexión, que se limitan a una respuesta cuasi memorística.
    También la evaluación escrita, tipo cuestionario e individual creo que es obsoleta. El conocimiento lo construimos cuando podemos ponerlo en crisis y en relación con otros. En este sentido, la lectura intersubjetiva es mucho más rica. Evaluar el conocimiento individual en secundaria obtura la construcción de conocimiento.

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