El Mundo de las Ideas: una ventana a nuevos territorios

04-02-2013

Hoy en Riesgo y Recompensa tenemos un post invitado de Gerry Garbulsky y Meli Furman, dos de mis compañeros de aventuras en TEDxRíodelaPlata, que empezaron el año pasado con una experiencia muy interesante llamada «El mundo de las Ideas», muy alineada con la filosofía de los TEDx y acá nos cuentan un poco al respecto.

Antes de dejarlos con ellos, no quiero dejar de invitarlos a ver las charlas del último TEDx que ya han sido lanzadas. Algunas son francamente extraordinarias. En el evento, las de Sergio Feferovich, Miguel Savage, Margarita Barrientos y Horacio Vogelfang generaron las primeras «ovaciones de pie» de la histora de TEDxRíodelaPlata. Con Miguel San Martín, Flor Rolandi y Fernando Polack trabajé yo en la preparación y se las recomiendo también. Y obviamente haber tenido con nosotros a Dan Ariely fue un lujo increíble.

Ahora sí, Gerry y Meli les cuentan sobre «El mundo de las Ideas»!

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¿Cómo surgen las buenas ideas, esas que transforman el modo en el que pensamos y hacemos el mundo? Somos miembros del equipo organizador de TEDxRíodelaPlata y fanáticos de los eventos TED como modo de esparcir ideas que valen la pena. Cada vez que termina uno de esos eventos, sentimos en el aire esa chispa que surge de la experiencia de estar expuestos durante un día entero a estímulos intensos y diversos. Una chispa que da unas ganas tremendas de salir al ruedo y tratar de cambiar el mundo. Desde hace algún tiempo, venimos preguntándonos hacia dónde podría llevarnos una experiencia en la que esa chispa se mantuviera durante más tiempo. Y en esa búsqueda, sobre la mesa de un café, nació El Mundo de las Ideas.

Cuando creamos El Mundo de las Ideas partimos de la premisa de que las buenas ideas no suelen venir de la mano de esos momentos románticos, casi divinos, en los que nos sentimos tocados por la varita mágica y todo cobra sentido de repente. Como cuenta Stephen Johnson en su libro “De dónde vienen las buenas ideas”, la aparición de una idea nueva pareciera ser todo lo contrario: un proceso con muchos más vericuetos, que a menudo sucede sin que nos demos tanta cuenta, pero que tiene que ver con haber cultivado un terreno fértil para que esas ideas florezcan. ¿Pero cómo cultivar ese terreno? ¿Y qué ingredientes poner en el cocktail?

Uno de los patrones para la innovación que identifica Stephen Johnson es el que llama Redes Líquidas: esas redes en las que existe una constante colisión entre elementos sin una dirección definida, como en un líquido, pero sin ser entornos tan caóticos como los de un gas. En las redes líquidas, la libertad de encuentro se combina con una cierta estabilidad de los enlaces que permite que esos encuentros produzcan algo nuevo.

Lo primero entonces fue pensar en los participantes y en cómo generar un entorno compatible con esas redes. Convocamos gente de áreas muy diversas, con proyectos propios, que estuviera en una búsqueda de sumar nuevas lentes para pensar su mundo. Y los protagonistas de distintos campos empezaron a aparecer. Un músico profesional cuyo grupo toca con bidones caseros. Una pedagoga que ayuda a los maestros a escribir sus historias. Un médico clínico que se dedica a diagnosticar casos raros. Un empresario que fabrica soja texturizada para reemplazar la carne. Un ex director de Greenpeace en Argentina que viaja por el mundo ayudando a las iniciativas sociales a concretar sus ideas. El director de marketing de un banco que trajo los descuentos en tarjetas de crédito a la Argentina y todos pensaron que estaba un poco loco. Un creador de dibujos animados. Una científica investigadora del cáncer. Un emprendedor social que quiere usar lentejas para transformar caca en cosas buenas. Una emprendedora de negocios que se propuso cambiar la relación de las empresas con sus empleados. Un dirigente comunitario. Un locutor. Un DT de fútbol. Y muchos más. Todos muy distintos.

En segundo lugar, había que pensar en los estímulos. Y decidimos generar una suerte de bombardeo de mentes con las grandes preguntas de distintos campos del quehacer humano. Algunos profesores invitados vinieron a contar cosas que invitaban a la discusión y desafiaban las ideas que cada participante traía. Santiago Bilinkis habló del futuro del futuro, con escenarios que daban, siempre, para la polémica, como las computadoras inteligentes reemplazando a los médicos en sus diagnósticos o la gente que reemplaza partes de su cuerpo por otras para mejorar su desempeño. Mariano Sigman habló de cómo a veces las clases que resultan paseos entretenidos no siempre son las más educativas. Y dijo que aprender, muchas veces, implica tolerar aburrirse un poco y trabajar mucho. Marcelo Birmajer habló del valor de ser genuino a la hora de contar historias para generar empatía con otros desde nuestra propia singularidad. Sergio Meller mostró cómo el cuerpo no miente nunca y contó que comunicar nuestras ideas tiene una enorme componente no verbal. Ingrid Beck habló de cómo los medios que llegan a públicos masivos no son siempre los más tradicionales. Juan Carlos Lucas nos hizo pensar en cuáles son las preocupaciones de aquellos a quienes queremos llegar con nuestras ideas. Eduardo Kastika desafió a la audiencia a generar ideas que pudieran cubrir una necesidad del mercado. Diego Golombek nos contó sobre las ideas en la ciencia y la ciencia de las ideas. Y Carlos Miceli nos ayudó a orquestar todo esto.

El tercer ingrediente del cocktail fue el tiempo. Volviendo al marco de Stephen Johnson, las ideas surgen muchas veces de Corazonadas Lentas, van madurando detrás de bambalinas por mucho tiempo, hasta que aparecen claras en nuestras mentes. En la vorágine de la vida adulta hay poco tiempo para seguir formándonos en algo que no tenga una agenda definida, que vaya fuera del trabajo cotidiano, para seguir enriqueciendo nuestro mundo. Y por eso decidimos darnos el gusto de pensar ideas propias y ajenas durante cinco meses, cocinándolas a fuego lento.

El ingrediente final fue fundamental. Nos fijamos una meta concreta y ambiciosa: contagiar al mundo la pasión de las ideas que generamos durante esos meses de trabajo. Contarle al mundo nuestras ideas nos obliga a ahondar sobre nuestros porqués, a bucear sobre el sentido de lo que hacemos y lo que creemos, a buscar maneras de que nos escuche cada vez más gente. Entre todos, entonces, organizamos un evento con licencia TEDx que se llamó TEDxAvCorrientes.

Hubo meses de preparación, de idas y vueltas, de mucho trabajo. Y finalmente las ideas florecieron. El poder del no. Mama Grande, un emprendimiento social. Calefones solares. Un programa educativo sobre el cáncer para prevenirlo. Bikestorming, reuniones para generar ideas montados en bicicleta. Una nueva manera de mirar el autismo. Cómo asegurarnos que los medicamientos que tomamos nos curan y no nos matan. Cómo podemos cambiar los hábitos alimenticios de los últimos 10.000 años. Todos componer y tocar música. Una cocina sin amor es una rotisería. Cómo estamos educando a nuestros hijos al decidir qué zapatillas les compramos. Reinventar las encuestas de mercado a través del juego. Y muchas más.

Como reflexión de esta primera vuelta nos queda la sensación de que pocas veces le dedicamos tiempo (físico y mental) a pensar y a conectarnos con otros, especialmente con otros diferentes. Y la sensación en el cuerpo de que, cuando eso sucede, el resultado es mágico. Un oasis mental, dijeron algunos participantes. Un masaje al cerebro. Un espacio para sacarle punta a la creatividad y redescubrir el placer de dedicarle algunas horas por semana solo a eso, a disfrutar el pensar. Eso fue esta primera edición de El Mundo de las Ideas. Algo que empezó siendo solo idea, que imaginamos sobre una mesa de café, y que empezó a andar.

Gerry Garbulsky y Melina Furman

Foto: Khalid Albaih

8 Comentarios

  1. Santi: Gracias por publicar esta interesantísima presentación del proyecto de Jerry y Melina. Me resultó conmovedor y refrescante ver cómo buscan ustedes nuevos caminos, nuevas ventanas para ver y pensar la vida y sobre todo, para que otros participen de las inquietudes que los mueven. Me gustaría enterarme del próximo TedxAv.Corrientes. Me encantaría poder participar.

  2. Como aporte, las ideas tienen que ver con el contexto que nos rodea. Seguro. Que la necesidad es la madre creadora de escenarios importantes. Seguro. Tiene una cuota de suerte, de actitud. De con quien nos rodeamos y porque. Tiene que ver con un acto de egoísmo si se puede. Dejar de lado emociones y sentimientos. Kafka dijo: «Teóricamente existe una posibilidad de felicidad perfecta, creer en lo indestructible que existe en uno mismo y no empeñarse en conseguirlo» Las ideas nos hacen felices.

    C

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