¡No emprenderás!

13-02-2012

Uno de los temas recurrentes de este blog es el hecho de que en la Argentina romper las normas sea ser «piola» y haga que los demás te reconozcan. Siempre que escribo sobre eso lo hago enfocado en el aspecto cultural. Pero en el post de hoy tenemos a un abogado fuera de serie, destacado docente y uno de los más grandes expertos en derecho penal argentino, para ver que a la hora de lograr el cumplimiento de las normas el problema institucional es al menos tan grande como el cultural.

Alberto Bovino es también autor del genial blog No hubo derecho y aparte de ser un gran abogado penalista, es un incansable luchador para transformar lo intransformable: la Justicia Argentina. ¡Es un gran honor tener hoy un post invitado de Alberto!

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¡No emprenderás!                           por Alberto Bovino


I

Imaginemos por un momento que formamos parte de una organización cuyo objeto consiste en brindar soluciones a conflictos interpersonales y que se maneja con los siguientes principios:

1. Todo cambio en la estructura de la empresa o en los procesos de producción es, en sí mismo, negativo.

2. La selección de los directivos de la empresa se realiza teniendo en cuenta cualquier criterio menos el de la capacidad del postulante para desempeñar bien su cargo.

3. Una vez en su cargo, los directivos no permiten control externo alguno ni rinden cuenta a quienes los designaron.

4. La organización no cuenta con sistema alguno que promueva o controle el buen desempeño de sus directivos; por el contrario, existen incentivos para hacer lo inverso.

5. Las reglas del proceso de producción que aplican los directivos carecen de sentido y solo sirven para dificultar el trabajo.

6. La organización y sus directivos jamás asumen responsabilidad por sus errores, y toda la culpa de los problemas que impiden a la empresa realizar un buen trabajo siempre se atribuye a personas e instituciones ajenas a ella.

Ustedes se preguntarán cómo puede subsistir una organización así. Nosotros también nos lo hemos preguntado infinidad de veces. Y jamás obtuvimos una respuesta satisfactoria.

Sin embargo, una organización así existe, goza de buena salud y debería jugar un papel fundamental en la vida democrática: es conocida como “administración de justicia”. No hablamos de jueces o juezas en particular. Hablamos de principios que informan las prácticas de la justicia en general, y de la justicia penal en particular.

En este contexto, es evidente que ninguna organización —para el caso, nuestra justicia— puede alcanzar un desempeño mínimamente eficaz para cumplir con su objeto. También es evidente que esta incapacidad no se vincula a situaciones coyunturales o momentos de crisis. No, de ningún modo. La incapacidad de la organización para lograr cumplir con su objeto es una incapacidad estructural, no ubicada en cierto tiempo y espacio. Pues bien, el poder judicial se las ha arreglado desde hace muchos años para denunciar “crisis” sucesivas provocadas por agentes externos al poder judicial.

II

¿Cómo se las ha arreglado el poder judicial para ocultar su ineficacia y su arbitrariedad? ¿Cómo ha invisibilizado la falta de idoneidad de sus integrantes? ¿Cómo ha naturalizado sus veleidades de justicia monárquica? ¿Cómo ha logrado hacer subsistir su ritualismo burocrático y su procedimiento decimonónico? Básicamente, han construido un modelo de justicia que rechaza toda forma de exposición pública. Todas las prácticas del poder judicial están orientadas a mantener fuera de control la forma en que se resuelven esos problemas y, también, cómo se resuelven.

El discurso jurídico es una gran herramienta de creación, mantenimiento y encubrimiento de la arbitrariedad, así como de la exclusión del control ciudadano.

Más alá de ello, el mecanismo más poderoso ha resultado, sin duda alguna, el proceso escrito y sus formas rituales. He aquí el meollo de nuestra cultura judicial, junto con su correlato material, el expediente. El peso cultural del expediente genera —y ha generado— impedimentos insalvables para el tratamiento de cualquier caso.

La justicia escrita representa delegación de funciones, ineficacia, limitación, tiempos prolongadísimos y deshumanización de los criterios que deben guiar la actuación judicial. El modelo de nuestro procedimiento vigente nació con el siglo XIX (1808). Está pensado para tratar con delitos de mediana y baja gravedad.

Cuando entro a un tribunal aún me asombro al pensar que muchos creen que esos papeles son un “proceso”, que parte de ese proceso es un “juicio” y, lo que es mucho peor, que de esa manera pueden solucionar problemas interpersonales. Como ha señalado Alberto Binder, el sistema inquisitivo comprende una estructura judicial determinada, un determinado modelo de juez, y una cultura que sustenta sus formas jurídicas. Es una creación del Estado Moderno y de la monarquía absoluta:

“La mayoría de sus principales características, tales como el procedimiento escrito, secreto, ritualista, lento, burocrático y sus prácticas ceremoniales son percibidas como cualidades esenciales antes que como imperfecciones”.

 

III

¿Cómo es que no nos resulta chocante entrar a eso que llaman “juzgado” y ver cientos y cientos de carpetas que desbordan de papeles? ¿Cómo es que no nos resulta chocante que se confunda el “caso” con un montón de papeles?

¿Cómo es que a nadie le parece que cualquier caso judicial que exceda de diez cuerpos se transforma en algo indescifrable? Un cuerpo —para quienes no lo saben— son 200 fojas (hojas), es decir, 400 páginas. Piensen que un caso en el cual el expediente tiene diez cuerpos, los operadores del caso deben conocer 4.000 páginas. Sí, ya sé que la gran mayoría de lo que hay en un expediente es pura cáscara. Entonces, ¿qué cuernos hace allí dentro?

¿Cómo es que la «modernización informática» se limita al uso del correo electrónico y a digitalizar el expediente? ¿Es que cambiar cientos de cuerpos por cientos de gigas es «ser moderno»? ¿Cómo se pretende combatir las nuevas formas delictivas con un procedimiento penal que sigue un modelo histórico de procedimiento como el del Código napoleónico?

¿Cómo no se advierte que no hay ley o código que pueda funcionar razonablemente si los jueces no están calificados o no son dignos de ocupar su cargo? ¿Cómo subsisten de manera generalizada gravísimos problemas de falta de independencia externa e interna del poder judicial?¿Cómo es que no se han oralizado todos los procedimientos?

En este contexto, no hay lugar para emprendimientos ni emprendedores. Si las reformas son parciales, fracasan. Si se intenta una reforma integral, los operadores jurídicos hallarán la manera de boicotear la reforma, y las viejas prácticas buscarán la manera para sobrevivir.

El problema más serio que enfrenta la administración de justicia de todos nuestros países es un problema cultural, que podríamos simplificar denominándolo “cultura inquisitiva”. Este legado cultural que ya hemos sufrido por cinco siglos —heredado forzosamente de nuestros colonizadores— es el que determina en mayor medida los aspectos institucionales y organizacionales de nuestra administración de justicia como un todo. Por ello, hasta que no nos libremos de este terrible problema de raíces culturales que configura las prácticas de la justicia penal, muchos de nuestros esfuerzos serán, probablemente, inútiles.

La cultura judicial es abiertamente contraintuitiva —salvo para los abogados, que ya estamos domesticados—. Es por ello que es importantísima su participación en dos emprendimientos. El primero de ellos es su participación en un amplio debate que ya ha comenzado en nuestro blog entre las personas más diversas. El segundo de ellos es la participación necesaria de las personas ajenas al derecho en la nominación y elección de los jueces y juezas que merecen el premio “Petiso Orejudo” a lo peor de nuestra justicia. Trasladar estos debates fuera del ámbito jurídico es una herramienta de crítica política poderosa.

El servicio de administración de justicia es demasiado importante para dejarlo solamente en manos de nosotros, los abogados. Por ello este llamado a que todos se involucren en el debate y en el análisis crítico de las prácticas cotidianas de este poder del Estado. Y para ello, antes que nada, debemos comprender que no hay crisis de la justicia, sino que la justicia es la crisis.

Buenos días y buena suerte

Alberto Bovino

Foto: Videolux

41 Comentarios

  1. Muy buen post. Un debate muy interesante sobre el rol de la Justicia como uno de los poderes del Estado. Un post que va mucho más allá de la simple calificación burocrática y que intentas indagar sobre aspectos históricos y culturales.

    1. Estimado Santiago y demás lectores:

      En primer lugar quiero agradecerle a Santiago la posibilidad de hacer sufrir un poco a los demás lectores con esta prosa leguleya, y tus exageradas calificaciones hacia mi persona.

      Disculpen que no entré antes pero no estoy acostumbrado a tantos lectores y a tantos comentarios. Trataré de contestar o comentar sus sugerencias o dudas en la medida de los posible.

      Gracias de nuevo. Saludos a todos.

      AB

  2. No hay ninguna voluntad para que esto cambie, además de la falta de presupuesto, pensemos que hay muchas presiones por parte de los sindicatos, ej: los empleados que llevan en «carretillas» los expedientes de Juzgados en Juzgado se quedarían sin trabajo…No conviene a nadie y quieren que todo siga así.
    Pensar que en el 95 me decían: «Qué suerte se levantará ciudad judicial en el predio frente al Hospital Garraham» estamos en 2012 y quizás mis nietos lo vean hecho realidad en el 2050?

    1. Silvia:

      Es cierto que no hay voluntad de cambio. De allí la necesidad de trasladar este debate a todos los ciudadanos y habitantes que sufrimos la administración de justicia.

      La única manera posible de transformarla solo puede surgir de un debate democrático, y para eso, es necesario que todos podamos dar nuestra opinión sobre el origen de este funcionamiento irracional de la administración de justicia. Interesar a todos en el problema de la justicia quizá sea el primer paso.

      Saludos,

      AB

      PS: lo de la «ciudad judicial» es lo peor que se puede hacer con la justicia. Ello alejaría aún más a la justicia de la gente.

  3. Increible!, ahora entiendo mucho mas el problema! siempr me pregunte porque era tan complejo el tema, y si a nadie se le ocurria algo mejor que hacer. la otra pregunta es ¿como es en el resto del mundo? ¿hay ejemplo a seguir? pero reales, no de esos ejemplos ideologicos que poco nos sirven….

    1. ¡Muchas gracias, Sergio!

      No sé si hay ejemplos a seguir, pero sí los diversos procesos de reforma ya implementados en América Latina nos pueden servir de ejemplo para corregir lo que fracasó en cada uno de ellos, como también ayudar en el diseño de nuevas estrategias para derrotar a los movimientos contrarreformistas.

      AB

  4. ¡¡¡Hola caro amigo!!!! Qué gusto leerte y encima en este blog. Como siempre, para mí, que no tengo nada que ver con el derecho salvo porque lo sufro, tu mirada es de rayos x. Me parece que el análisis que proponés hace pensar en el derecho y en algunas otras cosas más. Abriste, creo, la posibilidad de un debate apasionante e imprescindible.

    Voy a acercar tres cositas que se me ocurrieron antes de tener que ponerme a cocinar y que se me olviden.

    1. A simple vista, me parece que la forma en que describís el sistema judicial, su organización, es aplicable a cualquiera de las instituciones del estado creadas para solucionar los problemas de la gente, por ejemplo, el sistema educativo y el de la salud (aunque tal vez este un poco menos). También en ellos es mandatario ajustarse a los protocolos establecidos aún cuando la realidad pida otra cosa. Se me ocurre pensar que en un contexto tan fijo, tan represivo de la acción y de la responsabilidad individual, es un chiste anhelar jueces «independientes» o buenos maestros o médicos (Conclusión: el bien suele estar en la transgresión!!!!!!).

    2. Me pregunto, cuánto y cómo está sostenida esta trama siniestra que describís en otras tramas fina e imperceptiblemente urdidas en la interacción entre los tres poderes del estado. ¿Cuánto necesita cada uno de los poderes que los restantes funcionen como lo hacen? ¿Cuánto depende el «normal desenvolvimiento de las instituciones» de que cada uno de los poderes sea como es?

    3. ¿Podrías explicar brevemente a qué se llama «cultura inquisitiva»? Por mi parte, pienso que otro aspecto cultural de peso es la demoledora desconfianza que tenemos en la capacidad de las personas para pensar, actuar y ser responsables por sus actos. Creo que esta desconfianza básica (que nuestra vida cotidiana y personal confirma solo en contadas ocasiones) es lo que nos hace clamar por la existencia de un estado que dicte normas y más normas, reglas y más reglas, que proponga castigos y más castigos aunque los aplique solo muy selectivamente y encima sin resultados. Es esta desconfianza lo que nos empuja a confiar más en la letra escrita (aunque nadie la lea), en la acumulación de datos (aunque nadie pueda interpretarlos), en la carátula del caso que en el caso, o sea, que en las personas, los hechos, los contextos, las ambigüedades, las contradicciones… la vida.
    Saludos contentos.

  5. Tan inquietante como conocer como se aplican todas las normativas que sucumben en las redes burocráticas del estado. Esto no va a cambiar mientras haya miles de personas que viven de esto y millones dispuestos a votarlos a cambio de algunas inconsistentes promesas.

    1. ¡Gracias, Daniela! Me parece que conocés pocos abogados. Además, yo no inventé todo esto, lo aprendí de muchas personas y con mi experiencia profesional. De todos modos, se agradece.
      Saludos,

      AB

  6. El comentario de mi querida amiga Inés me plantea investigar algunos años y escribir tres o cuatro tomos sobre el tema.

    1. No creo que todo el sistema de principios que planteo en el punto I de este post sea trasladable al sistema judicial. Primero porque la justicia resuelve casos y conflictos concretos. Además, siempre se ha visto que los poderes políticos por antonomasia son el ejecutivo y el legislativo. El judicial, en cambio, era «natural» a la política.

    2. Inés, es no es un tema que haya pensado en esta entrada.

    3. Lo de la justicia inquisitiva lo expliquaré en comentario aparte

    Cordialles saludos,

    Ab

    1. No logro entender tu respuesta a mi punto I. Lo que yo quise decir es que la incapacidad estructural que señalás respecto del sistema judicial está presente en casi todas, si no todas, las grandes organizaciones del estado, las que también se ocupan de casos concretos y muchas veces urgentes. Cada caso (sistema) es un caso y ni las situaciones, ni las explicaciones ni los remedios aplicables son siquiera parecidos. Pero, creo que hay algo, una especie de «duende maligno», que habita todos los escenarios: un modo de actuar y de justificarnos del que todos participamos y que todos alimentamos, en mayor o menor medida, con más o menos conciencia.

      Hay algo muy fuerte (y cada vez más fuerte) en nuestra condición de ciudadanos que nos debilita como tales. A saber, la confianza en los aparatos y la desconfianza en los individuos, la confianza en las formas estables y conocidas y la desconfianza en lo que mueve el piso y propone otras cosas. (En una de esas, eso que llamamos indiferencia, desidia, individualismo, desinterés, son las maneras en que el par se hace visible.) Este par, creo, es un patrón que gobierna si no nuestros discursos, sí nuestras acciones (hablo de nuestras rampantes hipocresías).

      Con vos, pienso que el camino para modificar el sistema judicial y cualquier otra cosa entre las tantas que nos irritan pero no nos sublevan, es Primero: ABRIR LOS OJOS. Segundo, mirar los problemas como si fueran algo completamente desconocido para nosotros porque eso son, desconocidos. Tercero, ver cómo se van armando. Y Cuarto, ASOMBRARNOS Y SENTIRNOS TOCADOS por lo que empezamos a entender. Al respecto, creo que esta participación tuya logró exactamente ese objetivo. Chapeau!!! Ojalá podamos empezar a debatir y a sentir que todo lo que pasa afuera, en la sociedad, nos incumbe total e íntimamente.

      P.D.
      Nada más alejado de mis intenciones que hacerte laburar más de lo que ya lo hacés. Propongo dejar mis inquietudes como un telón de fondo. Pero, si decidís empezar esa investigación y escribir los tres tomos, contá conmigo.

  7. Lo que describís es increiblemente real. Pero lamentablemente muchos se sintieron identificados en otras areas del Estado. Para mi ahi radica el problema.
    La cultura burocratica y la politica metida, en cuanta oficina estatal existiese. La demagogia por un lado y el costo político que nadie quiere asumir. Es sabido que se necesita una gigantesta reestructuración del estado en todos los niveles y en todas las juridicciones.

  8. Impecable como siempre nos tiene acostumbrados el maestro Bovino!
    El concepto Boviniano de “cultura inquisitiva” nos abre un abanico de innumerables situaciones … sin burocracia no hay corrupción y con participación hay control del estado en cualquiera de sus poderes!

    Un fuerte abrazo
    Belén

  9. Alberto, usted puede explicarme por qué existe la excepción de que los jueces no paguen impuesto a las ganancias? Mientras no den el ejemplo de eliminar esa prerrogativa arbitraria e injusta creo que va a estar claro que priorizan sus privilegios corporativos por sobre la búsqueda de la justicia y el cumplimiento de su rol social.

    Muchas gracias por el post. Interesantísimo!

  10. La institución judicial siempre giró alrededor de estructuras de organización especiales, para tener mas futuro. Los jueces no pagan impuesto en práctica privada , diferencia cuota y ello le parecemno les moratron con mi9 ooooalllichere

  11. LA CULTURA INQUISITIVA

    La cultura inquisitiva está enraizada en nuestra justicia. Se trata de una organización judicial autoritaria y jerárquica, en donde los jueces inferiores obedecen a los superiores.

    Además, el «proceso» es un proceso escrito, secreto, discontinuo y no contradictorio (se desprecia el derecho de defensa. La reconstrucción del hecho objeto del litigio depende más del trabajo del tribunal (el inquisidor, que tiene a toda costa a determinar la verdad histórica «objetiva»).

    Se ve al caso judicial como un hecho de la naturaleza antes que como un conflicto de intereses intersubjetivo, con lo cual se diluye el carácter conflictivo del caso judicial.

    El proceso inquisitivo es irracionalmente fomalista y, dados estos formalismos, tiene a provocar la confesión del acusado/demandado. Aparece la prisión preventiva para poder «investigar», esto es, someter al investigado los instrumentos de tortura.

    Hoy en día es, básicamente, un modelo de procedimiento hijo del Estado absoluto y, además, mantiene el secreto, el carácter escrito y burocrático del procedimiento, y esa terrible confusión entre el expediente y el caso real.

  12. ESTIMADO MARCELO:

    Los jueces nio pagan impuestos por que es parte de la racionalidad antirepublicana y del privilegio de nuestra justicia. El argumento de ellos consiste en el hecho de que pagar impuestos disminuiría sus ingresos netos, con lo cual se disminuiría por vía indirecta su remuneración.

    Lo que estos señores se olvidan es que el pago de impuestos no implica una disminución de la remuneración y, en todo caso, aun si lo fuera, se haría para que desaparezca tal privilegio, antes que para cercenar la independencia externa del poder judicial.

    La realidad nos ha mostrado que tal independencia externa mucho no se cumple a pesar de que no paguen impuestos, así que no se comprenden sus planteos.

    Saludos

    AB

    1. Alberto,

      Ese argumento que citás (aún cuando entiendo que no lo compartís) no tiene ni pies ni cabeza! A TODOS los que trabajamos y cobramos impuestos el pagarlos nos reduce el ingreso de bolsillo! Citar eso como razón para no pagarlos es casi llamar a la revuelta civil!

      Si, por otra parte, la causa teórica fuera que condiciona la independencia, no veo conexión alguna entre ambas cosas…

  13. Reciban cordial saludo.

    Cuando empezè a leer el post, imagimè que se referìa a instituciones Colombianas. Es bàrbaro el proceso que nos une, la incompetencia.

    Laborè en la estatal Ecopetrol, y el proceder de sus directivos es exactamente igual al descrito por don Alberto.

    Cuàl ha sido el resultado de la polìtica empresarial en Ecopetrol ? ….
    ….. LA QUIEBRA ,,,, sì la quiebra, la empresa resultò privatizada y al momento arroja pingües ganancias.

    Para que comentar mas? …… Serà para solazarnos en el dolor ….!!! .

  14. Estimado Alberto. Más arriba en un comentario hablabas de la prisión preventiva como manera de hacer confesar acusados. Qué explicación existe para que en una causa como la de la maestra de Tigre, ante la menor sospecha el marido esté detenido, y en la causa de Soria la esposa (que se sabe con certeza que lo mató!!!) esté suelta? No existe dentro de la justicia cierto criterio de equidad o igualdad ante la misma? No debería ser sometido rápidamente a juicio político un juez que viole ese principio de igualdad? Muchas gracias!

    1. Juan, ya que no me aclaraste tu duda. Voy a tratar de contestarla de todas maneras.

      Primero, eso que vo señalas no tiene relación alguna con la igualdad ante la ley. No conozco el caso de Tigre; lo que sí sé es que en el caso de la esposa de Soria el juez —me refiero a mi amigo JP Chirinos— hizo lo correcto, pues no había peligro procesal alguno. Y, al menos él, aplicó los mismos criterios que aplica siempre, no dictó un fallo a la carta.

      EL hecho de que en provincia de Buenos Aires abusen de la prisión preventiva no viola el principio de igualdad, sino, en todo caso, el principio de inocencia. Si pretendieras pedirle juicio político al juez bonaerense, permitime que te llame ingenuo, pues esa denucnia será archivada sin mirarla.

      Y si lo que petendés —imagino que no es eso— es que le pidan juicio político a Chirinos, eso sería una locura. En todo caso, invocar la violación de una garantía solo puede hacerse para poner en mejor situación a la persona a quien esa garantía protege. No se le podría decir a la Sra. Soria: «porque existe el principio de igualdad ante la ley, irá presa». De ser así, a la Sra. Soria le convendría que tal garantía no existiera.

      Finalmente, la diferencia en la interpretación y aplicación del derecho, cuando es de buena fe, es parte de la independencia interna del poder judicial, principio que informa el poder judicial de un Estado democrático de derecho.

      Saludos,

      AB

      PS: De todas maneras, no creo que sea interesante para los lectores que discutamos estos temas.

      1. Para nada de acuerdo con que no sea interesante. Muy por el contrario, acabás de darnos un muy buen ejemplo de cómo hay que pensar el tema, algo que. creo, ninguno o, tal vez, solo alguno de los lectores sepa. El razonamiento que sostiene toda la práctica del derecho es tan distinto al que usamos habitualmente! y no estaría mal que lo empezáramos a conocer para poder justamente participar como vos te proponés.

      2. Aberto, muchas gracias por tu respuesta. interpretaste biem mi mensaje anterior, aunque no m convence tu respuesta. A mi modo de ver, y aclaro que nosoy abogado, la fumcion del poder judicial es crear un entorno que propicie el cumplimiento de la ley y castigue a quienes se desvian. Esto debe ser hecho sin abusar los derechos de los que violan la ley. No puedo entender como tener con prision preventiva a alguien que se sabe que cometio un homicidio y podria fugarse suelta sea respetar sus garantias. No quiero caer en el planteo jodido de «quien se preocupa por las garantias de las victimas del delito», pero cuando el poder jdicial no cumple con sus dos misiones principales sorprende tu foco en las garantias de ella. Tambien que hayas mencioado dos veces que el juez es tu amigo… Nuestros amigos no estan xentos de hacer macanas. creemos un entorno donde se cumpla la ley para todos y no haya impunidad y las garantias vienen solas.

        1. Estimado Juan:

          No se trata de si te convenzo o no. Se trata de algunos principios que deberían regir más allá de nuestras opiniones personales. La tortura está prohibida en términos absolutos —a pesar de que a Mariano Grondona no le guste—.

          Si aclaré que Chirinos es mi amigo, es por honestidad con los lectores, nadie habla desde un lugar «neutral». Lo que me parece jodido es que alguien pretenda hablar desde la «ciencia jurídica» calificándome de «agitador político» por mi intervención en tres casos de derechos humanos, y criticando mi actuación, sin aclarar que él actuó para la defensa en los mismos tres casos (perdió los tres).

          JP Chirinos actuó como juez de manera absolutamente correcta en su aplicación del derecho. Se lo acusó de favorecer a la imputada. Pues bien, eso es cierto, del mismo modo que es cierto que aplica la misma vara con cualquier persona, no solo con la Sra. de Soria.

          También se lo acusó de tener mucho contacto con los medios. Cierto, y lo hace todo el tiempo. Es un juez que cada vez que toma alguna decisión que suscita polémica, convoca por sí mismo a la prensa para darle las explicaciones que la medida requiera. Ojalá todos los jueces fueran así.

          En cuanto a tu afirmación respecto de «alguien de quien se sabe que cometió un delito», eso no es cierto. Según nuestra CN, solo se puede establecer con certeza que alguien cometió un delito luego de un juicio que respete las garantías judiciales. Y no se trata de inocencia real; es un principio jurídiico.

          Saludos,

          AB

          1. Alberto, que me aclares que la tortura esta prohibida suena a chicana innecesaria. Que en el caso de Soria me corras con que «nadie es culpable hasta que se demuestre lo contrario» también. Hay muy pocas dudas en ese caso, pero además lo que estamos discutiendo no es si es culpable o no sino si durante el debido proceso debiera estar libre o presa. Y yo cite otro caso como ejemplo de que la justicia mete preso al fulano de Tigre y deja en la casa de una amiga a la esposa de un gobernador. Es esencial restaurar la idea de que las normas estan para ser cumplidas y que los infractores la pagan. Chirinos en eso no ayuda para nada. Como hacemos para devolvernos a los ciudadanos la sensacion de que en la Argentina no es mejor idea cagarse en la ley y ser amigo del juez que romperse el lomo y cumplir aunque los demas se rian de nosotros? A mi me gusto mucho tu post, pero siento que despues en los comentarios te desviaste de las consecuencias de tus propias palabras. Saludos.

            1. Juan, no fue mi intención usar una chicana, sino destacar que hay prohibiciones para el Estado que son absolutas —como la tortura; y otras que se consideran relativas —como el principio de inocencia—.

              Pero aun siendo relativas —como dicen del principio de inocencia—, están regladas. En el caso de Soria, las reglas no autorizaban a encarcelarla preventivamente. El que se caga en la ley, en todo caso, es el juez que encarceló al marido de la maestra de Tigre.

              Estamos hablando de un caso concreto, y en esos términos te respondí. El post hace un análisis de la justicia como institución.

              Si Chirinos hubiera aplicado tu principio «el que las hace, las paga», habría cometido una privación ilegal de libertad, y podría haber generado responsabilidad internacional.

              Y lo de «hacerse amigo del juez» me parece ofensivo para Chirinos. Y te repito, no importa cuanta posible «certeza» haya sobre el hecho de que el imputado haya o no haya cometido el delito. Es un derecho fundamental estar en libertad durante el proceso. Derecho fundamental que, debido al procedimiento que tenemos, es imposibele cumplir. Ello porque se detiene para investigar, y no se investiga para detener, como debería ser.

              Saludos,

              AB

  15. Inés:

    No te digo que no tengan nada en común. Pero el PJ tiene algunas particularidades que lo hacen diferente.

    (1) Hasta hace poco tiempo, no se advertía el aspecto político de la judicatura. Lo que no es algo menor.

    (2) Los jueces no son elegidos, y su cargo es vitalicio;

    (3) los ritos judiciales son tan rígidos qu6 generan mucho más resistencia algunos

    (3) Tampoco necesitan re-re-reelecciones

    (4) El discurso de poder judicial, es mucho mas determinante de nuestros derechos, nuestras libertades y nuestras limitaciones.

    Muchas gracias por tu comentario al final del blog

  16. Muy buen post, Alberto.
    Me parece, de todos modos, que el tema de la justicia (no sólo de su estructura organizativa y su gestión) no puede desprenderse de la cultura «corporativa» de la profesión. Agunos botones de muestra:
    – En las elecciones del Colegio público una lista tenía afiches con el lema «por más y mejores incumbencias»
    – Cuando se redactó la ley de defensa del consumidor, los abogados quedaron afuera de los prestadores de servicios que podrían ser reclamados
    – La Corpo se opuso sistemáticamente a resoluciones alternativas de conflictos como los Tribunales Arbitrales de Consumo por no requerir patrocinio letrado.
    – La mediación que en muchos países requiere alguien certificado pero no necesariamente un abogado, aquí si lo requiere (paradójicamente, la mayoría de la primera generación de mediadores se capacitó con NO abogados en EEUU 😛
    – En mi ambiente (TIC) abogados y médicos son los perfiles profesionales con mayor resistencia al cambio y la incorporación de tecnología.
    No nos asombremos del modelo cerrado, no auditable y corporativo de la Justicia, es el reflejo de una cultura corporativa mayor y esto no es una variable a desdeñar, SIN discusión de la práctica profesional no puede haber cambio cultural en la justicia.

    1. HOLA DANIEL:

      Muchas gracias. Muy interesante tu comentario.

      Quizá porque yo me dedique al derecho penal e internacional; o quizá porque trabajé en sitios que en nada se parecen a un estudio de los grandes; o quizá simplemente porque nunca me puse a pensarlo, no percibo el fenómeno que vos describís y que es muy cierto.

      Recuerdo que una vez, puteando al poder judicial, un amigo que era secretario de cámara me dijo:

      —Vos porque no tenés que soportar a los litigantes que pasan por acá!

      Y me mostró la presentación de un defensor particular que eran unas diez páginas manuscritas de un delirio que parecía escrito por un psicótico, que nada tenían que ver con la defensa del caso. La cámara terminó por apartarlo de la defensa, con toda razón —al menos leyendo ese escrito—.

      Me encantó lo de las «incumbencias». Lo que me parece increíble es que en el ámbito de las TIC haya tanta resistencia al cambio. ¿Podrías contar un poco más de ese tema?

      Saludos,

      AB

      1. Hola Alberto:
        En el ámbito de las implementaciones TIC las resistencias tienen 2 aspectos en estos sectores profesionales:

        1.- El uso de pc y/o software es asociado por las generaciones mayores de abogados y médicos a trabajo de «secretaria».
        2.- Las propias dinámicas de trabajo, en la mayoría de las especializaciones implican poco trabajo en equipo y baja circulación de la información, por lo tanto las herramientas colaborativas, la circulación de información, la intangibilidad y ubicuidad de las TIC vs lo «concreto» del papel, etc.
        Los abogados deben ser los únicos que sostienen el negocio de los faxes, siempre fue un misterio para mí porque le dan un status diferente a un escaneo por mail, quizás porque hay un papel…

        Nota: Hace menos de 2 meses, 2 auditores objetaron la ausencia de los formularios impresos de participación en un concurso, cuando se les explicó que el concurso era en línea y que había formularios electrónicos resguardados en soporte digital, la respuesta fue; «bueno, imprimilo y pasamelo para adjuntar al expediente de la auditoria» 😛

        Posdata 1: Un abogado amigo (un hereje) sostiene que hasta que médicos y abogados dejen de llamarse doctores sin haber hecho el doctorado poco se podrá cambiar de esa cultura.
        Posdata 2: Aviso, estoy casado con una abogada 😉

        1. Hola Daniel:

          Interesante todo lo que contás. Algunas notas al pie…

          1. No puedo creer que aún hoy se vea el trabajo en la compu como algo de ·»secretariado». Al menos deberían entender lo que es un buen procesador de textos.

          2. Entiendo lo que decís de la circulación de la información y el papel impreso. Cuando trabajaba en un estudio, veía que si bien todos accedíamos a las carpetas comunes de los casos, cada abogado tenía sus propias carpetas de jurisprudencia… Sugerí unirlas y… nada. Las secretarias, en cambio, la tenían diez veces más clara que todos nosotros juntos.

          3. Lo de los faxes y lo de los dos auditores… no tiene precio.

          4. Bien por tun amigo. Aún hoy no comprendo lo del doctoreo. Muchísimos estudiantes me dicen en una encuesta del curso que les llama a atención que yo el primer día de clases les digo que me pueden llamar profesor, Alberto, Bovino [así me llama la mayoría de la gente], pero no «gordo» ni «doctor». Lo de «gordo» porque no califica para la docencia, y lo de «doctor» porque no lo soy.

          5. Saludos a la doctora…

          Saludos,

          AB

  17. Hola Santiago, felicitaciones por lo de Restorando! Pinta bueno el proyecto. Una pregunta..qué papel tenes vos y Andy en el mismo y qué papel Frank y Franco? Ustedes son capitalistas y los chicos gerencian además de tener una participación? O ustedes dos están metidos también en el día a día? Un abrazo

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