14-01-2010
Hace justo un año escribí un post de cuatro escenas hablando sobre el gran desafío que es ser padres hoy en día. Si tienen hijos y no lo vieron en su momento los invito a que lo vean antes de seguir leyendo.
Hoy la pregunta es la contraria… ¿cuán grande es el desafío de ser hijo hoy?
Mi hijo del medio viene teniendo cada tanto períodos de miedo, en los que no le gusta quedarse solo en un ambiente de la casa y se pone más apegado a nosotros.
Hace unos seis meses mi esposa le preguntó qué cosas le daban miedo. En mi infancia la respuesta podría haber sido «al hombre de la bolsa» o «al cuco». Mi hijo respondió que le tenía miedo «a los monstruos, a la fiebre porcina y a la gripe A». A nosotros en ese momento nos sorprendió que a los cinco años fueran esas sus preocupaciones.
Hace un par de semanas andaba asustado de nuevo y mi esposa volvió a preguntarle y su respuesta fue mucho más sorprendente. Esta vez dijo muy serio que le temía «a los monstruos, a los vampiros… y a la esposa de Tiger Woods» (!!!).
Ante la reacción risueña de mi esposa, él insistió: «Mamá, ¿seguro que no puede venir por acá?».
No, no lo estoy inventando. Si hubiera querido inventar una historia así no tendría suficiente creatividad…
Cuando mi esposa me lo contó nos reímos un rato juntos. Pero después de unos minutos empecé a pensar en el impacto que tiene sobre nuestros hijos la manera en que los estamos criando. Y creo que lo que pasa en mi caso es un reflejo más general de lo que pasa con los chicos criados hoy en día en los hogares de «clase media psicoanalizada» y similares.
Yo pertenezco a la generación que cuando éramos chicos iba en el auto sin cinturón ni sillita (a veces durmiendo en la luneta trasera!). La que jugaba a la pelota en la vereda, iba a piletas que no tenían reja, salía a balcones sin malla de alambre y coexistía con toda clase de muebles y objetos con bordes puntiagudos y cortantes. Hasta usábamos como juguete una aberración como el Cinegraf, que era de metal y tenía adentro una bombita de luz, alcanzando temperaturas capaces de derretir el dedo de quien lo tocara.
Los accidentes existían, pero todos logramos llegar a la edad adulta. Sin embargo, la mayoría de nosotros mismos como padres somos muy diferentes a eso. Vivimos en un permanente intento de proteger a nuestros hijos de cuanto riesgo potencial (real o imaginario) aparezca.
Por supuesto que algunas precauciones son obviamente necesarias. No tiene ningún sentido llevarlos en un auto sin una sillita especial que los proteja en caso de un choque. Pero otras son totalmente injustificadas o al menos desproporcionadas al riesgo que se intenta mitigar.
Hace tiempo, en el post más discutido de la historia de Riesgo y Recompensa, hablé del efecto de ruptura de los lazos sociales que provoca entre los adultos vivir atemorizados y de cómo el bombardeo informativo amplifica la sensación de riesgo haciéndonos temer peligros aparentes. Vivir con miedo hace estragos en nuestras cabezas. Y otro efecto de ese temor se refleja con claridad en la forma en que criamos a nuestros chicos.
Otro factor que también afecta mucho es la sobreestimulación informativa que ellos reciben de los medios. No creo que hubiera chance alguna de que a los 6 años yo le temiera a una epidemia. Pero hoy en día los chicos reciben de la tele, la radio e internet, un bombardeo de noticias atemorizadoras del que es difícil aislarlos.
Concluyendo, la pregunta ahora es: ¿Qué efecto tendrá sobre nuestros hijos el exceso de protección y el clima de peligro inminente en el que los criamos? ¿Qué riesgo es mayor: caerse a una pileta sin reja o crecer aprendiendo que el mundo es un lugar a temer?
Creo que todos ampliamos nuestra «lista de cosas a temer» por la simple exposición a mayor cantidad de información. Potencialo por el miedo a lo desconocido que un chico tiene acerca de cosas que no entiende del todo pero que de todos modos escucha y claramente nos van a sorprender con sus miedos aggiornados.
Va como anécdota: maté un mosquito (perdón defensores a ultranza de los derechos de los bichos!). Mi hijo menor (4 años) me pregunta «es el mosquito del dengue?» y mi hijo mayor (6), antes de que yo pueda reaccionar, se acerca, lo mira con aire doctoral y dice «no, este no tiene las pintitas blancas, no te preocupes». Condrito dixit: Plop!
Uhhh, que lindo debate se va a armar. Como siempre excelente propuesta Santiago!
Como dicen «Solo hay dos formas de ser feliz: Ser tonto o hacerse el tonto». Y con esto me refiero a que el bombardeo de noticias e información en exceso nos lleva a miedos como los que contás, a no saber en que creer y en que desconfiar, a no entender mucho de nada y tocar todo de oído.
No tengo una respuesta final, pero creo que tanta información sin un análisis personal, nos hace mal. En el caso de los chicos, creo que habría que fomentarles la crítica y enseñarles a no creer en todo lo que ven, leen o escuchan por ahí.
Saludos!!!
Es muy probable que hoy, por más cuidado extra que se le esté poniendo a los niños, haya más accidentes que antes. No tengo una estadística, pero intuyo que la sociedad está mucho más acelerada y violenta que años atrás. Además, la posibilidad de salvaguardar a un niño de la exposición constante a los variados medios de comunicación es imposible sin aislarlo casi carcelariamente.
En definitiva, no creo que sea un tema de elección entre hacer las cosas como antes o hacerlas como ahora, salvo que se viva en un pueblito del interior o algo así. El mundo moderno es un lugar para temer; de eso no creo que ningún adulto tenga dudas. Ocultar esa condición para mantener a los niños con su ingenuidad menos agredida tiene el posible problema de que estén menos alerta de lo necesario. Por otro lado, poner a los niños en modo defensa automática no suena nada bien. Es difícil el tema…
La mejor manera de controlar a la masa es con el miedo… mas que con cualquier otro sentimiento.
Si nosotros (30 o 40 añeros) ya somos miedosos, y encima transmitimos todos ese miedo a nuestros hijos, ellos serán aún mas facil de manejar…
Tenerle miedo a la esposa de Tiger Woods no es muy lejano a todo lo que muestra Michael Moore en su peli «Bowling for Columbine»…
Según me acuerdo, en la facu (psicología) nos decian que la diferencia entre el miedo y el terror es que en el primero hay objeto definido (aunque sea la esposa de un golfista) y en el segundo el sentimiento es indefinido, lo cual lo hace más terrible y mas paralizante.
No llegaremos a ese destino por este camino??
Lo que Mariano comenta es en definitiva la razon de ser del terrorismo: generar la parálisis, individual y colectiva, por terror y desconfianza. Comenzar a temer por lo que nos pueda pasar ya no en determinados lugares peligrosos sino en cualquier lado, haciendo lo de todos los días y moviendonos por nuestros lugares habituales.
Nos remite a la posición mas inocente y primitiva del miedo.
A veces suena facil decir que no hay que capitular con estas acciones y se debe seguir la vida, pero no es lo mas comun y, en definitiva, tambien tiene us consecuencias.
Yo no estaba el año pasado, pero acabo de ver el post de la tendencia «machista» de este blog!. Y parece ser cierto…este post recien arranca pero si en este no te comenta ninguna mujer que esta todo dado para que lo hagan…mmmmmm…vas a tener que empezar a hablar de la moda, y ahi te puedo asesorar!!! jajajaja.
Lamentablemente, yo soy mujer, pero no puedo opinar porque no tengo hijos y hablaria por boca de otras y no tiene valor. Lo unico que puedo recomendarles, haciendo hincapie en esta ultima pregunta tuya Santi, es que lean el libro «aprender a amar» de Osho la primera parte donde habla de como nos educaron y se les van a caer millones de mascaras y van a encontrar unas cuantas realidades…si bien la pocion magica de lo correcto no la tiene nadie, es bueno leer otros puntos de vista de gente que esta mas alla del matrimonio K y de la cultura terrorista que estamos teniendo en Arg.
Besos!!!
El miedo es una forma de dominación, criaturas excesivamente miedosas son facilmente dominadas, porque estan dispuestas a entregar buena parte de su libertad o derechos a cambio de protección.
No parece ser una casualidad y hace parte de la invasion absurda de nuestra intimidad que hoy ejercen los medios de comunicación y que generan nuevos «productos» que nos «salvan» de estos terribles peligros.
Lo dificil entonces es criar a nuestos hijos haciendoles entender que las cosas no pueden ser extremistas promoviendo el equilibrio. Ya era dificil antes y es ahora un riesgo que nos deja fuera de nuestra zona de confort y que de ser exitosos sin lugar a dudas nos dará una excelente recompensa, hijos audaces, destemidos pero con nocion del peligro que serán potenciales lideres y emprendedores. Yo compro este desafio, alguien se suma?
No estoy seguro que la informacion nos genere miedo , creo que es mas bien nuestro instinto de supervivencia ,que en conjunto con nuestro egocentrismo , hacen que actuamos de tal forma , que sobre protegemos a nuestros hijos …y a nosotros mismos del ´´mundo exterior´´ .
Es mas facil taparse los ojos con la informacion y vivir ´´puertas adentro´´ , que intentar cambiar las cosas que nos producen esa inseguridad y esos miedos .
Estoy convencido que como padres debemos intentar combatir estos miedos , que en su mayoria , las posibilidades de contrer una enfermedad , de caerse a una pileta , contagiarse de la gripe porcina , son bajisimas y si inculcarles otros problemas mas reales , como la educacion , la solidaridad , la discriminacion ..
Por nuestra parte , siempre intentamos como padres , minimizar el impacto que tienen las noticias y la informacion de caracter catastrofica , pero sin ocultar informacion del mundo real , que muchas veces , tenemos que salir a buscarla porque no es tan facil encontrarla .
Y sí, la consecuencia es que criamos «salames» que no saben prender la hornalla si no tiene encendido eléctrico (cuidado, lautarito, te vas a quemar!), y mucho menos tratar con gente de otros entornos (Acá tenés la plata para el taxi, no vuelvas caminando que puede estar llenos de chicos drogados!), lo que agrava las posibilidades de que sumen accidentes o incidentes.
Como mis hijos todavía son chicos (según mi mamá, los problemas también), me gusta pensar que la comida es una excelente metáfora de la vida: Qué les das de comer todos los días? Los llevás al Mc Frito o comen albóndigas? Compartís la comida con otra gente, aunque no sean de tu entorno, o tu clase social? Participan tus hijos de la elaboración o los llamás cuando la mesa ya está puesta? Probaron el «vino con soda» (un clásico de los que somos cuarentones) de los ’70 o tenés miedo que se vuelvan alcohólicos empedernidos? Cuándo fue la última vez que disfrutaron todos juntos de un guiso de mondongo? Flan de 12 huevos o Danonino? Estas son preguntas FUNDAMENTALES que nos debemos hacer los padres
jkjkkj que bueno saber que allá existe el «hombre de la bolsa”, nuestra versión es «el viejo del saco»
Justo días atrás me cuestioné eso de criar a los niños con miedos inventados como los antes dicho y las mentiras sanas como Papa Noel y todas sus versiones around the world. ¿Es el miedo algo natural o lo hacemos aflorar con estos cuentillos «inocentes» de este tipo?. En mi experiencia mientrás más grande me hacía más miedoso me ponía, de echo hoy casi me considero un cobarde. Respecto de las mentiras creo que no hay experiencia más frustrante que descubrir que tus héroes (padres) también mienten, es algo como:….»hey, en este mundo ni en tus padres puedes confiar»…
Un post interesante de osho hablando sobre el tema:
http://osho-maestro.blogspot.com/2009/04/todo-crecimiento-es-posible-en-el.html
Como dice Alex Rovira: Cuando tenemos una idea en la cabeza, no es el universo el que conspira para que la logremos sino que es nuestro mismo cerebro.
A lo mejor estoy volviendo al tema del año pasado pero creo que si vivimos creyendo que estamos inseguros nos aislamos del presunto peligro (en todo sentido) y al alejarnos tanto se transforma en un verdadedo peligro. Lo que quiero decir es que si no dejamos a nuestros hijos cruzar solos las calle, porque es mas peligroso que antes, no les estamos enseñando a cruzar la calle y «realmente» se vuelve cada vez mas peligrosa.
Si les enseñamos que el «otro» es peligroso (pobre, sucio, infectado o lo que sea) no le enseñamos a convivir con el «otro».
Es facil decirlo, pero yo a los 10 años volvia solo en colectivo, y ahora no me animo a dejarlo en casa solo a mi hijo de 10…
Me acuerdo de chico decirle a mi mama que me daba miedo que no tuvieramos plata para pagar la hipoteca, o que entren los ladrones. Uno tiene miedo simplemente de las cosas de las que algo conoce, aunque sea el nombre, y de las que le llega la sensación de peligro. Siempre hubo cosas que atemorizaron a los chicos, el mundo siempre fue peligroso, a uno siempre lo pudieron matar a la vuelta de la esquina, y siempre los niños tuvieron que aprender a superar, o al menos convivir, con los miedos. Nada más que ahora el miedo viene inyectado de todos lados: los noticieros no tienen nad apara pasar, entonces pasan puros robos y asesinatos con títulos apocalípticos (les juro que vi un «vacaciones del horror»). Lo importante, a mi criterio, es transmitir seguridad a los chicos, y de a poco darles las herramientas para que ellos puedan formar criterios, y analizar que es lo que de verdad es importante.
A lo que me refiero con esto es que éste no es un problema actual, ni se remite solo a los niños. Hay niños de generaciones anteriores que hoy son adultos y jamas aprendieron estas cosas, y por eso solo se preocupan por las cosas que les dicen que se tienen que preocupar. El caso gripe A es el mas claro del mundo: una gripe para la cual no valía la pena hacer nada mas que alguna que otra precaución. La gente estuvo super paranoica, los hospitales llenos, mientras el tema estuvo en el noticiero, después, se les pasó. Fin del cuento? La gripe porcina no mató ni la mitad de la gente que mató la gripe común. Y aún así, hoy en día la gente la recuerda como una epidemia terrible y asesina.
Creo que la mejor ayuda para un niño es enseñarle que no tiene que fagocitar las opiniones que escucha o lee por ahí, sino aprender a tener un criterio y juzgar. Ésa es la herramienta que va a quitarle miedos impuestos, va a evitar que vote a candidatos solo por sus enormes campañas publicitarias, que absorva opiniones enlatadas y, básicamente, les va a permitir ser cada vez mas auténticos, menos influenciados, ser ellos mismos.
O al menos esa es mi opinión.
No dejemos de lado la más obvia de las observaciones: en esta sociedad actual, casi todo está parcialmente basado en mentiras de alguna clase, y la vida cotidiana de las personas está rodeada de mentiras. Las relaciones entre las personas incluyen mentiras desde muy pequeñas hasta muy significativas y desde esporádicas hasta muy frecuentes. No se puede entender casi nada del mundo si no se tiene en cuenta esta característica que nos define socialmente.
No es exactamente una característica actual. Pasó toda la vida.
El otro día en un estacionamiento de un shopping, una nena que venia con su flia empezó a trotar. No había dado 3 pasos, que el padre la agarró, y le pegó una linda puteada por haberse separado de él en el estacionamiento, «que te pueden pisar, y que #@€%¬&!!!» La nena largó moco tendido.
Mis dos hijas vieron todo el panorama y quedaron perplejas.
Mi reacción fue decir «qué exagerado», poner cara de loco, agarrar a una de ellas y hacerle burla al tipo, con lo que mis hijas largaron la carcajada.
La verdad, creo que prefiero afrontar la POSIBILIDAD de que un auto se le acerque a mi hija (y que yo justo esté desatento, y ella también, y el conductor, y el guardia que pasa por al lado, y la señora que justo cruzaba), que la CERTEZA de sembrarle terror.
Claro, siempre está la chance de explicarle que tenga cuidado, amablemente y sin terror ¿no?
En resumen. A veces yo prefiero que mis hijos vivan en una burbuja. El mundo no es el lugar horrible plagado de ex esposas enojadas, epidemias espantosas, y inseguridad permanente. Es un mundo donde uno crece, aprende, quiere, es querido, vive bien, logra sus metas, y casi casi todo es posible. Claro, con algunos pequeños riesgos que hay que contemplar. Pero son menores.
al margen: un post que escribi (no tan filosofico) sobre mi paternidad , como invitado en monosg.com.ar:
http://monosg.com.ar/2009/07/padre-uruguayo/
slds
Creo que uno de los puntos clave está en cómo los medios «comunican» y cómo nosotros como padres podemos filtrar esa comunicación. La prensa argentina, lamentablemente se ha puesto muy amarilla en los últimos años. Un ejemplo es el del terremoto de Haití. A mí no me preguntan como padre, si quiero que mi hijo vaya caminando por la calle y vea las fotos en el diario de todos los cadáveres desparramados en el piso. Nadie tapa las revistas que son casi condicionadas, donde las chicas de tapa parecen a punto de fracturarse la espalda para que la cola les salga más levantada, no puedo eliminar las tandas comerciales en las que muestran escenas de programas como «mujeres asesinas» en pleno asesinato dentro del horario de protección al menor.
Creo que los medios han perdido los escrúpulos y el estado no hace ningún tipo de control. Aunque obviamente si lo hiciera (más allá de quien esté en el gobierno) se lo condenaría de represor de la libertad de prensa.
Yo recuerdo cuando la CNN transmitía los ataques a las torres gemelas, jamás mostraron un solo cuerpo, así como el New York Times que son los 2 medios por los que seguí las novedades del caso.
El otro día, en un noticiero de los más vistos (que NO es crónica) mostraron un accidente en un flash informativo, y enfocaron la cara del tipo que estaba colgando por la ventanilla, todo ensangrentado (y obviamente muerto). Y eso lo vió mi hijo y no nos dió tiempo de cambiar de canal. Entonces, es MUY difícil controlar la información que los chicos reciben, y por lo tanto a veces uno se excede en los límites protectores, pero a veces me acuerdo lo que una vez dijo mi padre. «si veo que metés los dedos en el enchufe, te voy a dar un palazo o una patada. Quizás te duela, pero seguramente te esté salvando la vida.»
Obviamente que no planteo palazos y patadas, sino que es un ejemplo de algo extremo. Particularmente a mi hijo de casi 9 años le hablo todo el tiempo y trato que él entienda para que aprenda a manejarse en el mundo con libertad, pero me veo avasallado por este tipo de comunicación incontrolable que él, así como todos los chicos, está recibiendo todo el tiempo por medios que deberían tener un poco más de control, ya sea autoimpuesto o del estado.
Lamentablemente creo que una porción de los medios en este país se tomó en serio lo de 4to poder pero se olvidan que el poder conlleva una responsabilidad que evidentemente no ponen en práctica.
No nos toca una época fácil para ser padres, pero creo que hay que enfrentar el desafío con todo el amor que se siente por los hijos.
Creo que la tarea de los padres es mostrarles a los chicos el camino y enseñarles donde están los límites, dejándolos caer de vez en cuando, porque si se los cría en una caja de cristal, el día que les toque salir al mundo real se van a golpear más fuerte.
Sin duda alguna ,creyendo que el mundo es un lugar de temer,y aunque parezca irresponsable ,ni yo ni mis hijos miramos noticieros,ni canales de noticias
Buenas noches, recien llego a este blog, lo hice rebotando por divrsos potales de noticias y un comentario en clarin.com
Si bien este tema ya tiene un año, me llamo la atencion ya que acabo de finalizar la lectura de un libro que aporta mucho, su titulo «Criar sin miedo» del Miguel Espeche, terapeuta, director de los talleres terapeuticos del Hospital Pirovano, y co amplia experiencia sobre el tema tratado, les dejo un link y algunos parrrafos,
«Nunca existe un 100% de posiblidades de evitar todo riesgo, pero chicos con habilidad de respuesta frente a los riesgos tienen mayores recursos para crecer y salir a salvo de los peligros que se presentan. Ponerse sólo en víctimas del mundo y quedar presos del miedo es otro tipo de encierro, un lugar sin salida que también asfixia»…
http://www.miguelespeche.com.ar/entries/prensa
Saludos, los seguire visitando, Martin Rey
Los adultos de antes tenían otros miedos y, por ende sus hijos también. No le temían a las enfermedades porque no se pensaba en controlarlas. Los seres humanos cada vez necesitamos controlar más nuestro ambiente constantemente. Antes era natural que el ambiente fuera más poderoso que nosotros y, por eso, había una aceptación del devenir cotidiano. Ahora, si no tenes data en tu teléfono para saber a qué hora exactamente llega el subte, te sentís incómodo.