Maldad animal

En términos de maldad, los seres humanos no hemos inventado nada. Todas las peores conductas que tiene nuestra especie fueron ya inventadas y perfeccionadas por alguna especie animal.

Todos los 29 de abril se celebra el Día del Animal. Así que hoy, en una celebración atrasada, quiero compartir con ustedes un post sobre animales.

Ya dije alguna vez que uno de mis libros favoritos es «The Selfish Gene» de Richard Dawkins. En él, Dawkins, que es zoólogo, ilustra su libro con montones de ejemplos de (mala) conducta animal. Entre ellos, muchos muestran un nivel de «maldad» que empequeñece las peores cosas que hacemos los humanos.

Aquí comparto con ustedes mi top 10 de maldades animales (con algún hongo, virus y bacteria intercalado por ahí como bonus):

Feliz Navicompras

Santa Cola

Nunca fui muy fanático de la Navidad…

En parte tal vez sea porque me resulta raro, no siendo católico ni creyente, verme envuelto en el festejo generalizado de una festividad religiosa. Por esta razón, durante muchos años armé el arbolito «con culpa»… Pero con los años fui amalgamando familiarmente una especie de festejo laico de Navidad mezclado con Januca, en el que hacemos arbolito, prendemos velas en el candelabro e intercambiamos balances del año que concluye y deseos para el que comienza.

Hace poco, además, encontré cierto consuelo en en este libro de la creadora del bus ateo, con 42 ensayos que muestran que los ateos también podemos festejar Navidad! En ese libro hasta escribió al respecto mi admirado Richard Dawkins!

En parte también será que no me gusta mucho la navidad porque encuentro algo decididamente extraño que la celebración del nacimiento de Jesús por parte de los cristianos se haya mezclado con el culto consumista a Santa Claus. Está claro que la Biblia nada dice de renos voladores, pinos con lucecitas ni señores barbudos vestidos con los colores de Coca Cola (mucha gente sostiene que ese es el origen del color de su ropa) repartiendo regalos superfluos a diestra y siniestra. Esto se siente especialmente en el hemisferio sur, donde el atuendo mismo de Santa, diseñado para el Ártico pero usado en los 35 grados de calor de Buenos Aires, es el mejor recordatorio de lo ajeno que nos es ese ritual.

Es este el segundo punto el que quiero discutir acá: la exacerbación del consumo superfluo en que la Navidad se ha ido convirtiendo. Yo, al igual que muchos otros, siento que a esta altura hay algo profundamente contradictorio entre el mensaje de Cristo y la manera en que se celebra su nacimiento.

El «Gerin Oil» y los males del mundo

Algunas personas, como veremos más abajo e ilustra la imagen de aquí arriba, creen que las religiones son las culpables de muchos de los males de este mundo. Yo creo, de manera más general, que el problema no son las religiones en sí, sino cualquier creencia fanática. En medio del debate sobre el conflicto de Medio Oriente, resulta interesante pensar sobre el rol que las religiones tienen sobre nosotros como personas y nuestras sociedades.

Unos días atrás se desató una gran polémica por una campaña gráfica en un ómnibus en Londres que decía: «Probablemente no hay un dios. Ahora deja de preocuparte y disfruta la vida».

Esta campaña, que continuará la semana próxima en Barcelona, está encabezada por Richard Dawkins, un brillante y polémico científico Británico y la British Humanist Association. Incluso tiene a hoy más de 16,500 seguidores en Facebook.

Dawkins, además de ser autor de uno de los libros que más me gustó en la vida, es uno de los pocos ateos que hacen campaña activa anti-religiosa, como se puede ver en este video de TED.

Antes de esta campaña, uno de los actos más resonantes que hizo en este sentido fue publicar un artículo escrito con mucho humor e ironía donde explicó que la mayor parte de los males del mundo son causados por una sustancia llamada «Gerin Oil». Les dejo a ustedes descubrir qué es esta misteriosa sustancia.

No sé si ese artículo alguna vez fue traducido al español. Yo no lo encontré, así que lo que voy a hacer aquí es traducirlo. Espero que el Dr. Dawkins no se ofenda. No tiene desperdicio.