La necesidad insuficiente de la voluntad

En este mundo, ninguna receta puede garantizarnos el éxito. Pero asegurarnos el fracaso es bastante fácil y podemos hacerlo nosotros mismos, sin ayuda de nadie.

Hace unos años atrás leí el libro «El alquimista» de Paulo Coelho. No me gustó para nada. Su filosofía básica puede resumirse en que «cuando una persona desea realmente algo, el Universo entero conspira para que pueda realizar su sueño». Es, en resumidas cuentas, el «tu puedes», la visión voluntarista, llevada al extremo.

Esta semana escribí un post sobre el impacto de la crisis financiera. En uno de los comentarios, con mucha diplomacia Inés (que por una de esas casualidades viene a ser mi mamá!) objetó mi visión de la crisis como oportunidad, asociándola a una visión al estilo Coelho.

Reconozco que puede haber sonado a eso, pero nada más alejado de mi manera de pensar. Este es un mundo que en general conspira para que la mayoría de las personas no tengamos lo que queremos. Casi nunca es verdad que «si tu quieres, tu puedes».

Tanto la versión «si quieres, puedes» como la lógicamente equivalente «si no puedes es porque no quieres» son sobresimplificaciones crueles, que generan falsas expectativas y, ante el fracaso, ponen la culpa en la persona.

Lo que para mí sí es una regla muy importante y casi universal, es que «si tu NO quieres, NO puedes».

Lo que esta regla dice es bien distinto de las otras dos. Lo que dice es que nunca algo bueno ocurre sin que exista por detrás el poder de la voluntad para conseguirlo. La voluntad no es suficiente, pero es imprescindible.